Los buitres nos advierten sobre la contaminación ambiental

Investigadores europeos han identificado las principales fuentes de exposición al plomo en el buitre leonado elaborando mapas de riesgo asociados a este contaminante: una herramienta útil para mitigar sus efectos altamente tóxicos

El resultado del trabajo conjunto llevado a cabo por científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Coímbra y la Universidad Autónoma de Madrid, ha sido la elaboración de una cartografía espacio-temporal del riesgo para la fauna silvestre a la exposición a algunos contaminantes ambientales. Para ello analizaron el plomo en la sangre de un total de 691 buitres leonados -Gyps fulvus- capturados por las autoridades ambientales de Aragón entre los años 2008 y 2012.

La población de buitre leonado en Aragón se estima en más de 5.000 parejas reproductoras, lo que representa alrededor del 21% de la población de esta especie en España y el 15% en Europa. “Detectamos altos niveles de plomo (>200 ng/ml) en la sangre de casi la mitad de los cerca de 700 buitres leonados analizados. Tanto los modelos estadísticos como el análisis de isótopos estables de plomo realizados, indican que este metal procedería de al menos dos fuentes distintas”, explica a la agencia Sinc Patricia Mateo Tomás, actualmente investigadora de la Universidad de Coimbra y autora principal del trabajo destacado en la portada de la revista Proceedings of the Royal Society B.

El plomo es un metal pesado muy tóxico para el ser humano y la fauna silvestre. Aunque su presencia en nuestro entorno se ha ido reduciendo debido a la prohibición en varios países -entre ellos España- del uso de gasolinas plomadas, sigue siendo patente en el medio. El plomo geológico presente de forma natural en el suelo explicaría los altos niveles basales en la sangre de las aves carroñeras, sin embargo los valores más extremos (>500 ng/ml), detectados en el 6% de los buitres, podrían proceder de munición de plomo, usada principalmente en la caza mayor.

El buitre leonado es un carroñero con una amplia distribución mundial, situada en la cima de la cadena alimenticia y que se nutre exclusivamente de animales muertos. “Es un ave especializada en localizar carroñas, accediendo y consumiendo estos restos en tiempo récord. Esto la convierte en un centinela de gran valor para detectar el posible efecto de contaminantes ambientales como el plomo en otras especies más escasas y amenazadas e incluso en el ser humano”, añade la científica.

Se sabe que el plomo afecta a muchas especies animales, especialmente a las grandes rapaces, afectando a sus poblaciones y llegando a causar la muerte de algunos individuos. Para mitigar el impacto de este y otros riesgos similares asociados a la presencia de contaminantes en el medio natural se necesita conocer no solo sus fuentes, sino también su distribución espacio-temporal.

Los expertos elaboraron modelos predictivos del riesgo de exposición al plomo en en estas rapaces, basados en la relación entre el plomo en sangre de los ejemplares identificados, el hábitat alrededor de sus colonias de cría y de los comederos que frecuentaban. “Los buitres incorporan el plomo presente en los tejidos de los animales domésticos y silvestres que consumen, procedente del suelo sobre el que se alimentan y, adicionalmente el plomo de la munición tras consumir los restos de ungulados cinegéticos como el ciervo o el jabalí que quedan en el campo tras su captura”, indica Mateo Tomás. De hecho, en España y en muchos otros lugares del planeta, gran parte de las carroñas consumidas por los buitres son residuos de actividades humanas como la ganadería o la caza, cuya carne también es consumida por el ser humano.

Los mapas de esta naturaleza, así como los elaborados en este trabajo, constituyen una herramienta de gran valor para ayudar a los gestores de fauna y espacios naturales para, por ejemplo en este caso, delimitar las áreas y épocas del año con mayor riesgo de exposición al plomo y desarrollar las estrategias pertinentes para tratar de minimizar el efecto en las poblaciones de buitres.