La increíble obra de ingeniería etílica fue proyectada hace cuatro años por la marca Brugse Zot (Loco de Brujas) y fue financiada a través de los fanáticos de la cerveza, que ahora contarán con el servicio de por vida. Tiene 3,2 kilómetros de extensión.
“Hay que estar un poco loco, como la cerveza, para un proyecto así. Simplemente tenía el dinero para ello y me gustaba. De modo que me volví loco y di el dinero a la cervecera”, contó Philippe Le Loup, propietario de un restaurante de Brujas, quien donó unos 11.000 dólares para la tubería.