Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años

Sabemos que el mar es fuente de vida, y también de energía renovable. Como fuente de vida, obtenemos de ella recursos naturales de un modo abusivo, las más de las veces, al tiempo que contaminamos sus aguas y ponemos contra las cuerdas a buena parte de su flora y fauna

Su potencial como fuente de energía va más allá de la energía marina tradicional, basada en las subidas y bajadas del nivel del mar o mareas, la acción del viento sobre las olas, las corrientes marinas, o la diferencia entre las temperaturas de las aguas superficiales y profundas o salinidad, conocida como gradiente térmico y salino, respectivamente.

El gran potencial de la energía marina

Sobre todo, se tienen mayores expectativas en las dos primeras (maremotriz, la energía obtenida de las mareas y undimotriz o de las olas), así como en las tecnologías diseñadas para sacarles partido. Son formas de obtención de energía que puede considerarse renovable, pero siempre ecológica, habida cuenta del coste ambiental que supone la instalación y funcionamiento de los diferentes dispositivos creados para su explotación.

Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años
Sus posibilidades son enormes, no cabe duda. De hecho, estamos hablando de un tipo de energía limpia con un potencial mucho mayor que el que nos proporciona cualquier otro tipo de energía verde, y la razón es sencilla: los billones de litros de agua marina que alberga el planeta están siempre en movimiento, y la densidad de energía (así se mide su capacidad energética) que puede obtenerse siempre será mucho mayor que la que nos proporcionan otras alternativas.

Extraer uranio del agua del mar

En la misma línea, nos encontramos con innovaciones que en lugar de enfocarse en la cinética de mareas u olejae, diferencias de temperatura o de salinidad, apuestan por la extracción de determinados elementos del agua del mar. Uno de ellos obtiene peróxido de hidrógeno para alimentar las células de combustible, mientras el segundo lo hace mediante la extracción de uranio del agua del mar.

Fijarse en el uranio no tiene nada de excéntrico. Solo haciendo unas sencillas cuentas se entiende por qué se trata de un auténtico filón. Veamos: la concentración de uranio oceánico es de 3,3 microgramos por litro y en el océano se estima que hay disponibles más de cuatro mil millones de toneladas.

Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años
Según los expertos, es una cantidad más que suficiente para proporcionar energía a todas las grandes ciudades del mundo para “los próximos 10.000 años”, asegura el Departamento de Energía de Estados Unidos.

Pero todo no es tan bonito como parece, lógicaemente. Su misma extracción es hoy por hoy un proceso inviable a nivel económico y también técnico. De lograrse, eso sí, el elemento podría ser utilizado para alimentar las plantas de energía nuclear, otro aliciente para insistir en la cuestión, pues éstas se han revelado como una solución de transición de cara al abandono progresivo de los combustibles fósiles.

Puesto que su extracción plantea retos que hoy por hoy están lejos de lograrse, el Departamento de Energía de Estados Unidos ha financiado un proyecto en el que participan científicos de laboratorios y universidades del país, y en los últimos cinco años se ha logrado su extracción usando fibras especiales adsorbentes.

Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años
En la década de los noventa, científicos japoneses habían logrado hacerlo recurriendo a esta misma técnica, si bien el material de los materiales utilizados cuadruplicaban el coste. Ahora, gracias a un material compuesto por fibras de polietileno trenzado recubierto con amidoxima química, se logra atraer dióxido de urano y adherirlo a las fibras.

Una vez llegado a este punto, se utiliza un tratamiento ácido para obtener iones uranilo, una forma de uranio que finalmente se debe procesar para su uso por las centrales nucleares.

Alimentar las centrales nucleares

Convertir este uranio en una fuente alternativa de combustible que reúna todos los requisitos necesarios a nivel de seguridad, bajo coste y sostenibilidad todavía no es posible. Si bien el coste ahora es mucho menor, el proceso sigue siendo costoso y, según los expertos, todavía tiene mucho camino que recorrer hasta llegar a ser un método realmente eficaz.

Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años
Sin embargo, la dirección tomada es correcta, y podría serlo en un futuro. De lograrse, obtendríamos una fuente de energía que se utilizaría como combustible nuclear más seguro, con el objeto de apoyar la transición energética hacia un mundo bajo en emisiones.

En palabras de Phillip Britt, Director de la División de Ciencias Químicas en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge:

“Para la energía nuclear siga siendo una fuente de energía sostenible, una fuente económicamente viable y segura, sería de gran ayuda contar con combustible nuclear disponible. En este sentido, investigadores de todo el mundo han hecho grandes avances para que los océanos puedan proporcionarnos un futuro energético seguro “.

Hacia una sociedad baja en carbono

Con vistas a un progresivo reemplazo de la energía procedente de combustibles fósiles (contaminante y no renovable) se buscan fórmulas de transición, que ayuden a reducir la tremenda huella de carbono que el ser humano lleva produciendo desde el siglo pasado.

Uranio extraído del mar, fuente de energía durante miles de años
En esa búsqueda de un mix energético que ayude a dar ese paso decisivo de forma urgente, según demanda la situación y se pretende desde el pacto climático de la COP21, la energía nuclear más renovables podría ser una apuesta ganadora.

Este tipo de hallazgos, qué duda cabe, podrían hacer una gran diferencia a la hora de dar el espaldarazo definitivo. Sin embargo, quedan muchos interrogantes en el aire, sobre todo tratándose de una cuestión tan peliaguda y peligrosa como son las centrales nucleares. Recordemos que el mar se fuente de vida, y lo suyo es avanzar sin que ocurra justo lo contrario