Música para curar

Más allá de sus efectos sobre nuestro estado de ánimo, la música puede ejercer también efectos beneficiosos sobre la salud. En nuestro propio hogar podemos experimentar los extraordinarios beneficios que produce escuchar música.

Conocemos con el nombre de musicoterapia el uso de la música y los elementos musicales –sonido, ritmo, melodía y armonía– para satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales y sociales. Se trata de una terapia con grandes aplicaciones relacionadas con la salud, tanto desde un punto de vista preventivo como terapéutico.

La música actúa principalmente sobre el sistema nervioso central, enviando estímulos al cerebro que favorecen un estado de bienestar y ayudan a anular estados no placenteros como la tensión, el miedo, la desconfianza o la ansiedad que, cuando se convierten en repetitivos, provocan la aparición de enfermedades. En general, distinguimos dos tipos de efectos provocados por la música. Por un lado, tenemos la música tranquilizante, que suele tener una naturaleza melódica sostenida, con un ritmo regular y una dinámica predecible. Y, por otro, encontramos la música estimulante, que aumenta la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.

Terapia musical en casa

La terapia musical impartida por profesionales va más allá de escuchar determinadas piezas o de la relajación que provocan. Incluye también procedimientos como la improvisación musical, la creación de canciones o el canto. Sin embargo, en casa podemos experimentar también los efectos que produce la música sobre nuestro estado de ánimo o sobre nuestra salud. Veamos a continuación algunas de las obras seleccionadas por los terapeutas musicales para combatir diferentes problemas de salud.

Reducir el estrés
Elige una música de rimo más lento que el latido del corazón, de unos 72 pulsos por minuto, y una estructura cíclica y repetitiva.
Los sonidos de la naturaleza (bosque, océano) producen un gran efecto en muchas personas. Algunas músicas recomendables son, entre otras: el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, Las cuatro estaciones, de Vivaldi, y la Sinfonía Linz K425, de Wolfgang Amadeus Mozart.

Contra el insomnio
La nana es un remedio universal contra el insomnio, de eficacia demostrada con los niños. Estudios realizados en la Universidad de Louisville señalan su éxito también en adultos.
Los temas musicales deben ser suaves, melódicos y lentos. Para la investigación norteamericana se utilizó Música del agua, de G. F. Haendel, Canon en Re, de Pachelbel y Las cuatro estaciones de Vivaldi.
Otros especialistas aconsejan, además, obras como por ejemplo los Nocturnos (op. 9, Nº 3, op. 15, Nº 22, op. 32, Nº 1; op. 62, Nº1), de Chopin y el Preludio para la siesta de un fauno, de Debussy, Sueño de amor nº 3 en re bemol mayor, de Franz Liszt y la Sinfonía nº 1 en do menor opus 68, del romántico alemán Johannes Brahms.

Hipertensión
Se ha demostrado que escuchar música agradable, en combinación con una respiración abdominal lenta, durante media hora al día reduce la tensión arterial hasta en 4 mmHg después de un mes.
Se recurrieron a músicas tradicionales de estilo celta y raga (música de la India). Otras piezas recomendadas para bajar la tensión son Las cuatro estaciones de Vivaldi y la Serenata nº13 en Sol mayor de Mozart.

Depresión
Según una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, la combinación de relajación y música surte efectos potentes en caso de depresión.
Entre las músicas antidepresivas encontramos temas alegres, energéticos y rítmicos, como la Música acuática de Haendel, la Sinfonía Nº 8 de Dvorak o el Concierto para violín de Beethoven. También pueden ser de gran ayuda la samba y la música rítmica brasileña, con claros efectos antidepresivos.

Baño de sonido
Dedicar unos minutos cada día a darse un baño de sonido puede resultar de gran ayuda para aliviar tensiones y recuperar el equilibrio. Basta con escoger un lugar tranquilo en el que nadie nos vaya a molestar, poner música relajante y tumbarse cómodamente cerca de los altavoces durante 20 minutos. Siempre que sea posible, el equipo musical debe ser de calidad, para ofrecer un sonido puro y envolvente, sin necesidad de elevar el volumen. Y, para una experiencia más profunda, el baño puede realizarse con auriculares.
Mientas te envuelve la música, concéntrate en la respiración, haciéndola más lenta y profunda. Siente cómo el sonido traspasa el cuerpo.

Claudina Navarro