Mamá por tres: Adoptó a una nena y logró la tenencia de sus dos hermanos

Fabiana Donati (56) se convirtió en la mamá de Joana. Luego también pudo serlo de Brian y Marisol.

Si existiera un premio a la perseverancia, Fabiana Donati (56), de San Isidro, sería galardonada. Aunque nunca lo soñó, la vecina pasó de estar sola a tener tres hijos, esa felicidad indescriptible de que todos los días la llamen “mamá”. Los hermanos Joana (18), Brian (17) y Marisol (15) se ganaron el corazón de esta guerrera, que peleó mucho para poder adoptarlos y hoy formar su propia familia.

Todo comenzó en 2004, cuando se convirtió en voluntaria del hogar Familias de Esperanza, donde vivían quienes hoy son sus hijas. “Una amiga sacaba a pasear a los chicos del hogar. Un día pasó por mi casa y en ese grupo estaba Joana, de cuatro años y medio, que me agarró la mano y me derritió de ternura”, cuenta. Ese gesto de cariño fue el inicio de una relación que no estaba en los planes de Fabiana, que hasta ese momento nunca había pensando en ser madre. “La sacaba los fines de semana, venía a dormir a casa, pasábamos las fiestas juntas. Teníamos una conexión muy especial”, agrega Donati, quien también se encariñó con los hermanos menores de Joana, Brian y Marisol.

Por una cuestión personal, Fabiana se mudó a San Martín de los Andes. Joana la visitaba durante las vacaciones. Un día, un llamado telefónico marcó el verdadero antes y después de sus vidas: “Cuando les dictaron la situación de adoptabilidad, Joana pidió ser adoptada por mí, lo cual fue un gran shock”, cuenta emocionada. La niña, que en ese momento tenía nueve años, armó su bolso y partió hacía el sur, donde la esperaba su nueva vida. Mientras tanto, mantenía contacto con sus hermanos, que también habían sido adoptados por una familia.

En las visitas que hacían juntas a San Isidro, notaron que algo no estaba bien en la nueva vida de Brian y Marisol. “No me gustaba como los trataban sus padres adoptivos. Los notaba mal hasta que un día en mi casa, Brian se puso a llorar y me contó la fea situación que vivían. Ahí dije basta, acá se termina todo y yo los voy a ayudar”, relata.

De vuelta instalada en el barrio, luego de casi cuatro años en San Martín de los Andes, la vecina comenzó otra lucha para también poder convertirse en la mamá de los dos hermanos de Joana. Reclamos en los juzgados al borde del llanto, peleas con la jueza encargada de la causa y discusiones con los padres adoptivos fueron parte de los inconvenientes que tuvo que afrontar. Finalmente, lo logró. “Sacaron a los chicos de la casa donde estaban y me dijeron o se van con vos o vuelven a un hogar. No lo dudé ni dos segundos y me los lleve conmigo”, indica.

Hoy viven felices y en armonía. “Se quieren un montón y se tienen mucho respeto, que eso lo hace todo más lindo. Nos damos cariño y compañía”, señala Fabiana. Ya pasaron casi dos años desde que están los cuatro juntos y aunque admite que a veces cuesta la convivencia “como en cualquier familia”, los chicos de a poco se van abriendo y viven bajo un techo que los contiene.

Por: Delfina Bailez