Una pregunta ingenua que se transformó en un precedente legal en la Argentina. Los hijos de una mujer rosarina no entendían porque su tía no podía quedar embarazada. Ante la respuesta de los adultos, uno de ellos no dudó en hacer una sugerencia, que cambiaría la vida por completo de toda la familia: “Mamá, ¿por qué no le prestás vos la panza?”. Y después de un año, la Justicia aprobó ese pedido.
El Tribunal Colegiado de Familia N°7 de Rosario autorizó que su hermana gestara el embarazo, gracias a la subrogación de vientre. La abogada del caso, Nadia Parolin, explicó en una entrevista en TN que fue un “proceso muy movilizante”. “Esto fue un trabajo en equipo. Tomar una decisión como esta no puede ser de manera unilateral. Antes de llegar a esta instancia, se conversó mucho y los hombres acompañaron en el camino”, aseguró.
Sobre la causa judicial, la letrada resaltó que se tomaron todos los recaudos necesarios. “La jueza, Andrea Brunetti, nos exigió varios medios probatorios para descartar que no genere ningún tipo de daño a los menores. Además de estudios psicológicos, psiquiátricos y médicos”, agregó.
La mujer que desea ser madre, de 41 años, había quedado embarazada tres veces, pero ninguno de ellos llegó a término. “Los médicos le habían aconsejado que no vuelva a intentarlo porque serían de alto riesgo”, señaló Parolin.
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Con la autorización legal, ahora las hermanas podrán continuar el proceso con el laboratorio. El embrión ya está criopreservado y están esperando las indicaciones del lugar. “La institución decidirá ahora los tiempos para empezar el tratamiento de fertilización asistida”, resaltó la abogada. Además, reiteró que sus clientas no querían empezarlo sin tener el fallo de la Justicia.
Ante la gran repercusión que generó el caso, Parolin confesó que las familias están muy contentas. “Esto era una necesidad de un montón de gente. Uno cuando va transitando ámbitos dónde surge la infertilidad de las mujeres, se va codeando con muchas historias. Ahora además de ellas, otros van a poder acceder a lo mismo”.
