Rayos infrarrojos: cómo nos protegemos

La radiación ultravioleta es nociva y se emplean protectores solares para evitarla. Sin embargo, también las emisiones infrarrojas producen daños. Enterate qué efectos tienen sobre la piel.

Constantemente, se habla del cuidado que hay que tener cuando se toma sol, de las pantallas y del factor de protección. Lo cierto es que siempre se hace referencia a las emisiones ultravioletas, aunque no son las únicas radiaciones dañinas que recibe la piel.

Del otro lado del espectro, también está la amenaza de los rayos infrarrojos (IR), responsables del estrés térmico. La luz solar que impacta en la piel humana está compuesta por 7% de radiación ultravioleta, 39% de luz visible y 54% de emisiones infrarrojas. Por lo tanto, estamos expuestos a una importante carga de rayos IR.

“Los infrarrojos penetran hasta la hipodermis, que es la capa más profunda de la piel, y provocan daño en la elasticidad y firmeza. Una sobreexposición similar a la de la radiación ultravioleta termina dañando el colágeno. Además, aceleran el envejecimiento cutáneo”, señala Adriana Raimondi, dermatóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y de la Academia Americana de Dermatología.

Estos rayos son los responsables de la insolación y de los golpes de calor. Al elevar la temperatura interna, provocan un estrés térmico que afecta a las células e incrementa el número y la acción de los radicales libres, causantes del envejecimiento. Además, potencian el daño que causa la radiación ultravioleta sobre el ADN.

Los filtros habituales de los protectores solares son efectivos para disminuir los efectos de los rayos UVA y UVB, pero no contra los infrarrojos. En los últimos años, algunas marcas han comenzado a añadir antioxidantes a sus protectores solares que podrían atenuar la acción de las emisiones infrarrojas.

“Si el día está nublado, se puede estar más tranquilo porque el agua absorbe la radiación infrarroja, pero si nos exponemos al sol, habrá que usar un protector con algún filtro a base de agua”, agrega la especialista.

Por ahora, una buena recomendación sería, entonces, tomar sol con cuidado, hidratándose sobre todo y preferir los días con nubes.