Un ejemplo actual de su situación crítica es la muerte de un bisonte esta misma semana, macho alfa de la reserva valenciana de Valdeserrillas (Benagéber). El suceso, que también ha afectado al resto de la manada, ha puesto de triste actualidad a esta especie.
Un golpe letal a la manada
Pese a que su decapitación lo ha convertido en noticia, también es importante señalar que se trata de una ejecución salvaje e inútil, puesto que su colocación en el mercado resulta harto improbable.
Así lo afirman los expertos. Haberle cortado la cabeza, probablemente tras darle un veneno, fácilmente haya obedecido a la intención de hacer negocio con su venta. Sin embargo, será muy díficil que consigan su propósito, pues no se trata de un animal cuya caza esté permitida.
Aún así, sea como fuere, se trata de un delito ambiental que está siendo investigado por el Seprona. Por lo pronto, se ha encontrado una bola con veneno en la zona del suceso, en el que también perdieron la vida otros ejemplares, si bien también se sospecha que lo echaran en los bebederos de los animales.
Proyecto europeo: su última esperanza
Al envenenamiento de la manada, muy enferma, entre la que se encontraba el bisonte decapitado, se le suma la pérdida de otros ejemplares que se encuentran en paradero desconocido. Todos ellos se encontraban en una reserva de 365 hectáreas, que desde el año pasado acoge bisontes dentro de un proyecto europeo de reintroducción de esta especie.
Para que llegaran fueron necesarios dos años de esfuerzos por parte de distintos colectivos conservacionistas. Un trabajo que este atentado a su vida y a su función ambiental ha echado por la borda. O quizá no del todo. Más vale ser positivos, es importante serlo, sobre todo habida cuenta de que la manada podría recomponerse. Aún es pronto para saberlo.
Lo que sí se sabe, a ciencia cierta, es lo valioso que es cada uno de los ejemplares. En Valdeserrillas, sin ir más lejos, se encuentra una de las pocas manadas de bisonte europeo que quedan en todo el mundo. Además, es la única ubicada en la vertiente mediterránea.
Su reintroducción se combina con una investigación, en la que se estudia el comportamiento de los ejemplares, así como de la manada para avanzar en el conocimiento que se tiene sobre ellos. Solo así se podrá llevar a cabo la.
El proyecto recoge datos sobre su comportamiento tanto individual como en manada con el fin de optimizar los planes de conservación. De otro modo, su futuro está cantado. No será otro que la pronta extinción.
¿Pero, qué perderíamos si desaparecieran? Quizá la pregunta más acertada sería otra. Lo suyo es preguntarse qué pierden ellos, porque realmente son los que más pierden. Pierden su vida, así como la posibilidad de que nazcan futuras generaciones.
Además de ello, algo obvio pero no por ello menos importante, son una especie beneficiosa a nivel ambiental. Veamos dos de los principales beneficios que nos aportan: una mejor gestión del monte y ayudar a la prevención de incendios.
Los beneficios para el ecosistema
En efecto, esta especie en vías de recuperación (si los atentados como el sufrido en Valencia no lo impiden) es beneficioso para los ecosistemas, resultando de gran utilidad para el ser humano. Básicamente, resulta muy efectivo para la limpieza del bosque.
Come arbustos, matorrales, brotes jóvenes y, en fin, son pocas las plantas que descarta. Se estima que come alrededor de 350 especies distintas, por lo que presenta una clara ventaja con respecto a otros animales más selectivos.
El resultado es estupendo para mantener el suelo libre de maleza, una de las principales razones por las que los incendios se extienden con mayor facilidad. Esto mismo, por otra parte, resulta muy efectivo cuando se trata de mantener los cortafuegos limpios. Por lo tanto, también ayuda a su mantenimiento.
A su vez, sus excrementos enriquecen la calidad del suelo y, por lo tanto, se incrementa la biodiversidad en su conjunto. Su tamaño ayuda a ello, con lo que supone una ayuda muy interesante para evitar el proceso de desertificación.
Pensando en todo, esa mayor biodiversidad puede actuar como protector de los animales de granja, puesto que los depredadores tendrán más comida. Por último, queremos dejar apuntado cuál es el carácter o peligrosidad de este hermoso animal, que ya habitó en la Península Ibérica en tiempos inmemoriales, que además forma parte de nuestra historia natural y cultural.
En contra de lo que parece, el bisonte Europeo no es un animal especialmente peligroso. Es decir, se trata de un animal salvaje, por lo que no provocarlo ni acercarse más de lo necesario es fundamental, pero por lo demás puede afirmarse que no es tan fiero como parece.
Por lo general es de movimientos lentos, aunque puede tener reacciones muy rápidas, pero en ningún cso estamos hablando de un peligroso depredador. Otra razón que anima a poblar nuestros montes con estos animales. Es un decir, lógicamente, pero su presencia estratégica sería beneficiosa para la especie y también para nosotros. Eso sí, habría que castigar más duramente cualquier desmán cometido contra ellos o en atentados ambientales relativos a los incendios.
