El último trimestre del año será una prueba de fuego para el Banco Central (BCRA). Y la nota final de ese examen no la pondrá el mercado o los empresarios, sino que serán las propias palabras del organismo presidido por Federico Sturzenegger la forma de medir si se aprobó o no.
Con la lupa puesta en la inflación del año que viene, el último comunicado oficial de Política Monetaria se concentró en la etapa previa al 2018 con una meta a corto plazo de “finalizar el año con una inflación acercándose al 1% mensual”. Este objetivo no es una expresión de deseo, sino que se buscará mantener el “sesgo contractivo” para alcanzarlo.
¿Esto qué significa? El BCRA mantendrá por ahora la tasa de interés sin cambios en un 26,25% y “continuará restringiendo las condiciones de liquidez conduciendo activamente operaciones en el mercado secundario de Lebac”. La decisión se ratificó tras publicarse una inflación de 1,4% para agosto de acuerdo a los datos oficiales del Indec.
No hay margen para el error. Sturzenegger no está dispuesto a tropezar con la misma piedra con la que se topó a fines de 2016, cuando decidió relajar la política monetaria y luego fue sorprendido por una suba de tarifas que “se tradujo en inflaciones superiores a las buscadas entre febrero y abril, comprometiendo el cumplimiento de la meta (de inflación) de 2017″.
Con una inflación acumulada del 15,4% en lo que va del año, la meta de entre un 12 y 17% no se podrá cumplir, y esta vez el organismo lo expresó claramente. El Central considera que la inflación núcleo -el IPC sin precios regulados- todavía está en niveles altos, y “falta que acompañe al proceso de desinflación de manera más contundente”.
El Central agregó que “los indicadores de alta frecuencia sugieren que en septiembre la inflación se mantiene en valores acotados”, pero hacia delante la gran incógnita es qué pasará después de las elecciones del domingo 22 de octubre. La actualización de tarifas de servicios como luz y gas está en puerta, junto a una suba en las tarifas de transporte, que este año no se actualizaron.
Con todo, el dato oficial de inflación de agosto le anotó más de un punto a Sturzenegger tanto dentro como fuera del gobierno de Mauricio Macri: la teoría del pass through esta vez no se confirmó tras el alza del dólar antes de las PASO. Hasta los empresarios se sorprenden y admiten, por lo bajo, que esta vez aprendieron.
Las proyecciones de mercado ubican las expectativas de inflación para fin de año en torno al 22% anual. Y con la política monetaria, el Central deberá seguir haciendo su trabajo en el mundo de alinear las expectativas más allá de cumplir la meta en el camino de desacelerar la suba de precios. Es que, año a año, la meta se corre y hay algo nuevo para cumplir.