Mensaje de la Iglesia por San Cayetano: “Una foto con el Papa Francisco no te hace su vocero ni su amigo”

El arzobispo Mario Poli encabezó la misa principal por las celebraciones del santo. “El ideal de la Argentina como una gran familia está muy lejos de haberse alcanzado”, consideró

“No se confundan. Una foto con el Papa Francisco no te hace su vocero, su amigo ni su misionero si no practicamos los mandamientos de la compasión y misericordia con el otro que no es mi enemigo sino mi hermano, mi semejante, mi prójimo. Hoy renovamos ese catecismo de la vida porque nos lo enseñó San Cayetano con su vida”, dijo el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, en la misa principal con motivo del día de San Cayetano.

Y agregó: “La fraternidad y la solidaridad de la que siempre habla el papa Francisco desde que comenzó su ministerio como Pedro, quedan bien reflejadas en los diez mandamientos del buen samaritano. Ante la misma situación de otros que pasaron de largo y miraron pero no se comprometieron, el buen samaritano cumplió los diez mandamientos de la vida. No pasó de largo ante el dolor de un semejante sin importarle quién era. Lo vio y se conmovió. Se acercó y le curó las heridas sangrantes con lo que tenía a mano”.

Su mensaje no fue en un día cualquiera. Los festejos del Día de San Cayetano de este año estuvieron marcados por una inhabitual politización: junto con la tradicional procesión hubo además una marcha a Plaza de Mayo en reclamo de trabajo.

En su discurso, Poli volvió a leer la carta del Sumo Pontífice que advierte sobre los “índices de desocupación significativamente altos” de la Argentina y recordó a los hombres y mujeres que declararon la independencia del país hace 200 años.

“Son los primeros samaritanos de la patria. Los congresales pensaron en nosotros, no en ellos. Somos la razón de sus sacrificadas vidas. Se jugaron por el pueblo que representaban”, recordó tras explicar que los congresales hicieron de una casa de familia “un espacio fecundo, donde se desarrolló una auténtica deliberación parlamentaria”.

Pero, más allá de los homenajes, advirtió que el objetivo de los próceres de la patria no está aún cumplido: “El ideal de vivir en la Argentina como una gran familia con fraternidad, solidaridad y bien común está muy lejos de haberse alcanzado, decimos los obispos. El Acta de Independencia alcanzará su vigencia cuando la familia más postergada tenga una casa digna para formar su hogar, donde no falte la educación, la salud y un trabajo digno y honrado para los padres”.

Por último, concluyó: “San Cayetano, amigo nuestro, te pedimos por la fe de este pueblo devoto que te quiere tanto y quiere imitarte como samaritano. Pedile a Dios que no falte el pan y el trabajo en nuestras familias y que conceda a nuestra patria años de encuentro fraterno, corazón de carne, y que nos dé progreso, paz y justicia para todos. Amén”.

La carta del papa Francisco:

Vaticano, 1° agosto de 2016

S.E.R. Mons. José María Arancedo
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

Querido hermano:

Dentro de pocos días celebramos la fiesta de San Cayetano. Por medio tuyo quiero hacer llegar mi saludo y bendición a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al Santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte.

Recuerdo conmovido los 7 de agosto en Buenos Aires. La Misa en el Santuario de Liniers y luego el recorrido de la cola de la gente hasta el Estadio de Velez. Saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo… y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran …, sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo.

A San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, al menos en Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Hay lugares en el mundo que ni esa posibilidad tienen. Pero trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es lo que confiere dignidad.

Cuando pedimos trabajo estamos pidiendo poder sentir dignidad; y en esta celebración de San Cayetano pedimos esa dignidad que nos confiere el trabajo; poder llevar el pan a casa. Trabajo, esa T (que junto con las otras dos T: Techo y Tierra) está en el entramado básico de los Derechos Humanos; y cuando pedimos trabajo para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad.

La sabiduría de nuestro pueblo usa un dicho para calificar a quien, pudiendo trabajar no lo hace: “Ese vive de arriba”. Y nuestra gente menosprecia a quienes “viven de arriba”, porque arteramente atisban en ellos una cierta falta de dignidad.

Querido Arancedo: que en esta fiesta de San Cayetano todos los Obispos sepamos acompañar a nuestros hermanos que piden pan y trabajo. Y lo hagamos con cariño, cercanía y oración, y pidamos también para nosotros esa gracia: que nunca nos falte trabajo, ese trabajo al que nos envía el Señor y que nos confiere dignidad.

Por favor, no te olvides de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide. Fraternalmente,

Francisco