Mascotas fanáticas de las apps

El boom de los dispositivos electrónicos, programas y hasta juegos de celulares y tablets alcanzó también a las mascotas. En qué consiste el suceso que mueve unos 2.000 millones de dólares al año

Las aplicaciones, dispositivos digitales, videojuegos en los celulares y otras tantas atracciones cibernéticas atraparon en los últimos 20 años a todos los seres humanos. Por eso, llegó la hora de realizar la transición hacia los fanáticos del futuro: las mascotas.

Cada vez son más los artefactos, los juegos electrónicos y hasta las apps para celulares y tabletas destinados de manera exclusiva a los animales domésticos. Y la evidencia aparece en la luz pública cada vez con más asiduidad. Desde el perro que toca la pantalla del ipad con el hocico y mantiene una charla en Skype, hasta un gato que se enloquece con la luz de la linterna de un celular.

Uno de los países con mayor desarrollo de la nueva fiebre tecnológica para los animales es Australia. El gigante oceánico es, de hecho, uno de los países más afín a las mascotas en el mundo, con más de cinco millones de hogares en los que habitan uno o más animales. Allí se instaló desde hace unos meses el dispositivo llamado “Whistle”, cuya función es similar a la de las pulseras “humanas” ya habituales, que mezclan el GPS con un control diario de los signos vitales, pero en su versión canina.

El “Whistle” debe ser adjuntado al collar del animal y así permite al dueño, mediante una pp del teléfono, tener conocimiento sobre el estado de salud de la mascota, así como ubicarlo mediante el GPS ante un posible extravío.

La consultora especializada en datos de aplicaciones Quantified Self realizó un estudio en el que estimó que los dispositivos digitales para animales mueven en la actualidad un monto de 2.000 millones de dólares.

Los más utilizados son los que registran las frecuencias cardíacas, los que estudian patrones del sueño o aquellos sistemas de alerta que disparan alarmas en los celulares cuando la mascota se aleja a una distancia determinada del hogar.

“La tecnología ya forma parte del día a día de cualquier persona. Era esperable que esto también sucediera con los animales. Incluso, hay que darle la bienvenida. Mientras se apele a una utilización responsable, las aplicaciones pueden llegar a mejorar las relaciones entre los animales y las personas”, explicó Kathy Collins, directora de UpMarket Pets, una de las tiendas de mascotas más conocidas de Australia.

Uno de los principales temores para los más puristas defensores de los derechos del animal es que la tecnología profundice la tendencia cada vez más creciente de “humanizar” a las mascotas. Tanto los perros como los gatos tienen una base natural de instinto y supervivencia que debe ser respetado por sus dueños.