Nada más alejado de la imagen típica del erudito. El italiano Luciano Baietti, de 70 años, tiene un afán de superación que lo ha convertido en la persona con más títulos universitarios en el mundo, lo que no le impide llevar una vida normal. “A través de los libros, me siento más libre. En efecto, las dos palabras tienen la misma etimología”, reconoce a la AFP Luciano Baietti, que tiene 15 títulos académicos, un récord mundial.
El estudio de su casa de Velletri, una localidad a las puertas de Roma, decorado con un estilo algo kitsch, está forrado con sus diplomas. Entre los títulos alcanzados hace más de 15 años figuraban Sociología, Humanidades, Derecho, Ciencias Políticas y Filosofía.
Desde entonces ha añadido otros siete diplomas a la lista, entre ellos el de Ciencias Estratégicas de la Universidad de Turín, de Criminología en Roma y el último, alcanzado el 1 de febrero, en Turismo, en Nápoles.
“Cada vez me siento ante un nuevo reto, un reto que me he impuesto a mí mismo. Quiero probar el límite de mi cuerpo y de mi cerebro, hasta donde puedo llegar”, cuenta con tono divertido y burlón quien fuera profesor de educación física.
Fue justamente mientras estudiaba Educación Física, su primer diploma obtenido en 1972, cuando surgió su interés por el mundo académico. “Además de los eventos deportivos, teníamos clases teóricas que me gustaban mucho y que hicieron que me entusiasmara por el estudio”, recuerda Baietti, que está casado y tiene un hijo de 22 años.
“Pasé de la pedagogía a la sociología, la literatura y la psicología, luego a lo legal para llegar a disciplinas más profesionales, tales como la ciencia de la investigación y de la estrategia”, explica el plurigraduado.
El último diploma fue el que más problemas le ocasionó. “Lo organizaron conjuntamente el ministerio de Defensa y la Universidad de Turín y se trataron temas delicados relacionados con la seguridad nacional. Había que presentarse en uniforme”, recuerda.
Para su diploma número 15, de la Universidad Pegaso de Nápoles, Luciano Baietti tuvo que encarar un reto más: la telemática. “Teniendo en cuenta que usar internet no es algo tan fácil para alguien de mi generación, yo quería demostrar que la educación a distancia es tan buena como la enseñanza tradicional y romper un prejuicio tenaz”, explicó.
Pese a su edad, prepara un nuevo diploma, el número 16, en Ciencias de la Alimentación. “Es la hora en la en que mi cerebro está disponible para asimilar conocimientos y que me permite mantener una vida familiar normal”, confiesa este soñador, quien además es voluntario de la Cruz Roja italiana.