La longevidad también se hereda

El riesgo de morir por enfermedad cardiaca es un 20% menor por cada década de más que viven los padres tras los 70 años

El tiempo que vivan nuestros padres es más o menos lo que vamos a vivir nosotros y además seremos más sanos cuando cumplamos 70 y 80 años. Por eso, tener unos padres longevos significa que la tasa de enfermedad cardiovascular y de tumores será menor cuando se llegue a la edad dorada.

Eso es lo que dice un estudio firmado por Janice Atkins, del grupo de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, que se ha publicado en Journal of the American College of Cardiology, y en el que participan investigadores de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos), el Instituto Nacional de la Salud de Francia y el Instituto Indio de Salud Pública.

A esta conclusión han llegado después de analizar los datos de unas 190.000 personas incluidas en el Biobanco UK. Se trata de una de las mayores muestras de pacientes que se han analizado en un estudio de estas características. Así, nuestras probabilidades de vivir 10 años más aumentan un 17% si nuestros padres viven más de 70 años.

Salud cardiaca

Es la primera vez que se demuestra que conocer la edad a la que mueren los progenitores puede ayudar a predecir el riesgo de enfermedad cardiaca y otros aspectos de la salud del corazón y del sistema circulatorio. Y se ha podido demostrar después de estudiar a 186.000 individuos con edades comprendidas entre los 55 y los 73 años a los que siguieron durante ocho años.

Los hijos cuyos padres habían vivido más tiempo tenían menos incidencia de enfermedades circulatorias, entre las que se incluían insuficiencia cardiaca, ictus, hipertensión, niveles altos de colesterol y fibrilación auricular. Por ejemplo, el riesgo de morir por una enfermedad cardiaca es un 20% menor por cada década de más que han vivido los padres una vez cumplidos los 70 años. A este menor riesgo hay que sumar el de cáncer, un 7% menos.

Vida sana

Pero no todo es la edad de los progenitores. Llevar una vida sana, sin fumar, sin beber en exceso, hacer deporte y mantener el peso ayuda y mucho a vivir más.

Los autores del trabajo dicen que estos resultados serán de gran utilidad para identificar a los pacientes que tienen más riesgo de morir antes e iniciar pautas preventivas en ese grupo. “Nos ayuda a conocer las variaciones genéticas que explican la mejor salud de las personas cuyos padres han vivido más”, apuntan los investigadores, que han localizado factores genéticos asociados a la presión sanguínea, a los niveles de colesterol y a fumar, que se pueden evitar y tratar.

Ahora falta por conocer cómo afecta directamente la edad de los padres a la salud futura de los hijos. Y eso es lo que estudia la Gerociencia, un campo de la medicina que analiza la relación entre la biología de la edad y las enfermedades asociadas a la edad, ya que ésta es el principal factor de riesgo de enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiaca, el Alzheimer y el cáncer. Cuanto más se sepa de la longevidad, más se podrá hacer para mejorar la calidad de vida de los que viven más.