Una vez más, la ciencia confirma aquello que las abuelas ya sostenían hace siglos: que las mujeres y los hombres no pueden ser amigos. O, en versión menos radical, que muchos hombres, pese a jurar y perjurar que sus amigas son simplemente eso, amigas, guardan siempre en la recámara la posibilidad de ir un poco más allá.
Un estudio publicado en la revista “Evolutionary Psychological Science” demuestra que ellos tienen más posibilidades de definir a una amiga como “un miembro del sexo opuesto que me atrae y con el que iría más allá de la amistad si se diera la oportunidad”, mientras que nosotras definimos a nuestros amigos masculinos simplemente como “amigos del sexo opuesto”.
“Sólo amigos” es una innovación de nuestra evolución como especie.
April Bleske-Rechek, psicóloga e investigadora de la Universidad de Wisconsin-Eau Claire, explica que este argumento de “solo amigos” es, de hecho, “una innovación de nuestra evolución como especie”. En múltiples estudios anteriores consultados por Bleske-Rechek, los hombres confiesan más atracción por sus amigas que ellos por sus amigos, sobre todo en su juventud.
En su estudio, llevado a cabo también en el campus, cuando pidieron a su muestra (114 hombres y 192 mujeres) que pensaran en un amigo/a del sexo contrario, muchos más hombres quisieron describirla como “una persona del sexo opuesto por la que me siento atraído”, mientras que una mayo proporción de mujeres describieron a sus amigos del sexo contrario solo como “una persona del sexo contrario de la que soy amiga”.
“Creo que podemos concluir, -escribe Bleske-Rechek en su estudio- que cuando le preguntas a un hombre por ‘una amiga’ no viene a su cabeza la persona con la que normalmente pasa tiempo, sino otra”. Por lo que parece indicar su estudio, cuando un importante segmento de la población masculina escucha la palabra “amiga”, no piensa realmente en una amiga sino en una potencial pareja sexual.
Por ELENA DE LOS RÍOS
