Durante el embarazo, ¿cuánto conviene engordar?

Ni comer por dos ni tener miedo a la báscula. Lo más importante en el embarazo es llevar una buena alimentación.

El embarazo no es una etapa para cuidar la línea. Hay que subir de peso, no pasar hambre y comer lo más sano posible. En líneas generales, en un embarazo sano se podría hablar de engordar un kilo por mes en los primeros seis meses y dos kilos por mes en el tercer trimestre, pero luego el ginecólogo ginecólogo valorará cuál el es el aumento adecuado de peso según la situación de cada mujer.

Las recomendaciones cambian en función del Índice de Masa Corporal (dividir el peso entre la estatura previo al embarazo:

IMC menor de 20 Kg/m2 entre 12 y 18 Kg
IMC mayor de 20 y menor de 25 Kg/m2 entre 11 y 16 Kg
IMC mayor de 26 y menor de 29 Kg/m2 entre 7 y 11 Kg
IMC mayor de 29 Kg/m2 unos 6 Kg

Dieta variada

En un país en el que la mayoría de la población asegura comer sano, los índices de obesidad y las enfermedades relacionadas con una mala alimentación (unido a un estilo de vida sedentario o malos hábitos) aumentan sin parar. Cada vez cocinamos menos y resulta sorprendente la cantidad de gente que no tiene asimilados conceptos nutricionales básicos como la diferencia entre los diferentes grupos de alimentos.

El embarazo es una etapa ideal para informarnos sobre qué es realmente comer bien y empezar a cambiar nuestros hábitos, sobre todo ahora que vamos a tener en casa a alguien a quien dar buen ejemplo.

La dieta de la embarazada debe de ser lo más variada posible, incluyendo proteínas (parte de ellas deben de venir de los lácteos, que además aportan calcio y que pueden ser desnatados si hay un excesivo incremento de peso), lípidos (grasas) preferiblemente insaturadas como el aceite de oliva o de pescados azules y glúcidos (azúcares), preferiblemente de absorción lenta como los que están presentes en las legumbres, que además añaden una proporción muy importante de fibra que va a mejorar la tendencia al estreñimiento de las embarazadas.

Se deben de evitar los azúcares refinados como dulces, sobre todo si son de bollería industrial, y los refrescos, que llevan enormes cantidades de azúcar.