Cuatro consejos para dormir mejor en pareja

La temperatura de la habitación, los ruidos y hasta el tamaño de la cama influyen en el descanso.

Llegó el momento de irte a acostar. Un día más, no sabes si vas a lograr conciliar el sueño a la hora que querés. Es que para algunos, intentar descansar por las noches puede convertirse en toda una hazaña, sobre todo si comparten cama.

Los ronquidos, los ruiditos, o las posturas imposibles son solo algunos de los inconvenientes que hay que afrontar para conseguir descansar; y eso sin hablar de insomnio, la apnea del sueño o el sonambulismo. Razones todas por las que muchas parejas ya optan por dormir en camas separadas.

Pero antes de que estas situaciones distorsionen el correcto desarrollo de la intimidad, se pueden poner en práctica algunas técnicas que ayudan a dormir mejor en compañía.

1. Aminorar los ronquidos

Alrededor de 37 millones de adultos roncan regularmente, según la National Sleep Foundation. Y lo malo de estos molestos jadeos es que pueden hasta doblar la intensidad de su sonido en cuestión de segundos. El ronquido puede ser un síntoma de apnea de sueño, un trastorno tratable que hace que la respiración se detenga varias veces por la noche.

Para Rafael Téllez, responsable de la Unidad del Sueño de la Clínica IMQ- Virgen Blanca de Bilbao, los ronquidos tienen una fuerte relación postural. “Estar boca arriba provoca ronquidos más intensos y frecuentes”, explica. Las posturas laterales o la utilización de dispositivos de apertura de las fosas nasales suavizan la respiración.

“Si el clima es muy seco, se puede resecar la cavidad oral y empeorar el ronquido, por lo que se recomienda el uso de dispositivos humidificadores”, añade.

Asimismo, la almohada que se utilice también es un factor a tener en cuenta. Si son muy gruesas, producen un efecto de hiperflexión de cabeza, es decir dificulta el paso del flujo aéreo a través de la faringe, aumentando el ronquido. “Esto se puede mejorar utilizando almohadas de menor grosor”, concluye.

2. Temperatura ambiente

La temperatura óptima para dormir ronda entre los 15 a 20 Cº, según la FNS. Pero esto puede que no persuada a su compañero de cama que anhela un dormitorio cálido o a una persona que le guste dormir con la ventana abierta. Este es un factor clave para la calidad del sueño.

Si las temperaturas son extremas, tanto calurosas como muy frías, el sueño se verá interrumpido a lo largo de toda la noche. “En verano, la recomendación suele ir orientada a generar algo de corriente suave como abrir ventanas o el uso de ventilador. El aire acondicionado es desaconsejable”, comenta Téllez.

En invierno conviene cubrirse con ropa abrigada. “A pesar de que la tolerancia a la temperatura varía en cada individuo en invierno siempre hay que abrigarse”, matiza.

3. La cama, cuanto más grande mejor

Una cama más grande siempre es una solución. Invertir en ello es, también, una buena inversión en salud. Existe una tendencia a fabricar cada vez las camas más grandes. Para Federico Murialdo, empleado del departamento de marketing de Flex todo se mueve en función del mercado.

“La gente cada vez busca mejorar la calidad de su descanso y, para ello, hace falta tener una superficie de apoyo completa y adecuada a la hora de dormir. Cuanto más espacio tengas en la cama mejor descanso tendrás”, comenta.

“La medida que más se consume y que sirve de referencia en el sector es la de 150×190, a partir de ahí cada persona es un mundo. También existe la posibilidad de poder hacer medidas dobles uniendo dos colchones de medidas individuales, por ejemplo, para colchones de 1.50, dos de 75, los de 1.80, dos de 90 y para 2 metros, 2 de 1.00”, añade.

Todo ello, para lograr una mayor independencia de lechos, pues al dormir en pareja la persona de mayor peso condiciona a su compañero. Para esto,el material del colchón también es imprescindible. Las principales tecnologías aplicadas en el sector son los muelles, las espumas técnicas, la viscoelástica y el látex pero, el uso de cada uno de ellos es algo muy personal.

“Una persona que mide 2 metros y pesa más de 50 kilos no se le podría vender un viscoelástico porque se hundiría con más facilidad”, indica Federico. A todas estas tecnologías se le pueden ir sumando varias capas de confort usando poliéster, fibras hipoalergénicas o materiales naturales como algodón, lana o alpaca”, concluye.

4. Diferentes horarios y preferencias antes de dormir

Quizás, este asunto sea uno de los más complicados a abordar pues, todos tenemos un reloj interno que determina a qué hora comenzamos a sentir sueño y a qué hora nos despertamos por la mañana. Sobre todo, en las profesiones por turnos. Y aunque la creencia popular es que estos ritmos no se pueden cambiar, lo cierto es que sí se puede.

“Aunque el reloj biológico tenga su automatismo, el individuo puede forzar a modificarlo a través de pautas de conducta y aprendizaje”, sugiere el doctor Rafael Téllez. En estos casos, la comunicación con la pareja es crucial para evitar confrontaciones a la hora de irse a la cama.

*(c) ESTEFANÍA GRIJOTA. La Vanguardia.