Consiguen aislar ADN de bacterias que desencadenaron la Gran Peste de Londres

Al menos cinco individuos enterrados en una fosa común del centro de Londres estuvieron expuestos a la bacteria 'Yersinia pestis', que asoló la capital británica en 1665

Las técnicas científicas modernas han permitido aislar por primera vez ADN de bacterias que desencadenaron la Gran Peste de Londres en 1665, la última gran peste bubónica de Gran Bretaña, que en Londres acabó con unas 100.000 personas, casi una cuarta parte de la población, según anunció el jueves la compañía ferroviaria Crossrail. Un equipo científico del Instituto Max Planck en Jena (Alemania) ha conseguido aislar el ADN de la dentadura de unos esqueletos exhumados el año pasado en una fosa común del centro de Londres, que ha sido fechada entre 1650 y 1670. El esmalte de los dientes actuó como protector, conservando el ADN de las bacterias que infectaron a los individuos. Crossrail destaca en el comunicado que “las bacterias perecerion días después de la muerte de los individuos, hace 351 años, y ya no continúan activas”.

La fosa común formaba parte del antiguo cementerio de New Churchyard, redescubierto durante la construcción de la nueva línea subterránea Elizabeth Line, cerca de la Estación de Liverpool Street. Los investigadores buscaban indicios de la bacteria Yersinia pestis, la que causa la peste. En total se han tomado muestras de veinte individuos enterrados en la fosa y se ha comprobado que cinco de ellos estuvieron expuestos al bacilo antes de morir. Esta bacteria, a pesar de la gran mortandad que causó, hasta ahora había conseguido eludir a los científicos o, mejor dicho, los científicos no la habían conseguido detectar: no dejó rastros en los esqueletos y, además, el índice de supervivencia del ADN bajo tierra es muy bajo. “El hallazgo confirma que la bacteria Yersinia pestis estuvo presente en la epidemia masiva que hubo en Londres a comienzos de la Edad Moderna, que a su vez está relacionada epidemiológicamente con la peste negra del siglo XIV y la peste de Marsella de 1720. Ahora tenemos que comprender cómo adoptó esta enfermedad diferentes formas y si también contribuyeron otros patógenos”, dice Vanessa Harding, profesora de la Universidad de Londres.