VPH: Una de cada tres chicas de entre 11 y 15 años no tiene protección

Lo advierte el Ministerio de Salud, que lanzó una campaña para que completen el esquema de vacunación que inmuniza contra las cepas responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero.

Si su hija nació entre 2000 y 2005, revise el carnet de las vacunas. ¿Ya le aplicaron dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), separadas al menos por seis meses? En caso de que sí, puede quedarse tranquilo. Si no, llévela al vacunatorio. Desde que la inmunización gratuita y obligatoria se inició hace cinco años, un millón y medio de chicas iniciaron el esquema de vacunación, pero solo un millón lo completaron. Es decir, 500 mil no están debidamente protegidas contra el virus causante del cáncer de cuello de útero.

La advertencia fue lanzada por el Ministerio de Salud, que junto a las provincias lleva adelante una campaña para que las chicas inicien o completen el esquema. La vacuna es gratuita y obligatoria para todas las chicas con 11 años cumplidos y que hayan nacido a partir del 2000. Son necesarias dos dosis separadas por al menos seis meses si se inició el esquema antes de los 14 años. El período entre aplicaciones es clave: si en base al esquema anterior (compuesto por tres dosis) una nena recibió solo dos dosis con un intervalo menor a seis meses, debe aplicarse una tercera. No hay un intervalo máximo, por lo cual puede completarse en cualquier momento.

Convencer a un adolescente de la importancia de la inmunización no es tarea fácil. “Es una etapa de la vida nueva para vacunas. En todas las vacunas del calendario (19) hay una tasa de deserción mayor que en bebés o nenes chiquitos. Y con la del VPH, que además tiene más de una dosis, la tasa de deserción entre la primera y la segunda es de casi el 30%. Es difícil captarlos una vez y mucho más difícil es la segunda”, explica en diálogo con Clarín Carla Vizzotti, que se encuentra a cargo de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles. “La idea es que a fin de 2016 tengamos la mayor cantidad de chicas que hayan nacido a partir del año 2000 cubiertas. Si nacieron entre 2000 y 2005 tienen que tener la vacuna. Y si no la tienen o no recuerdan si se la dieron, que se acerquen a un vacunatorio”, convoca.

La vacuna que integra el calendario nacional es la tetravalente y protege contra cuatro tipos del VPH: 16 y 18, que son responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino, enfermedad que provoca 1.800 muertes al año en el país; además de 6 y 11, causantes de 9 de cada 10 casos de verrugas genitales. El virus se transmite por vía sexual y también puede provocar cáncer anal, de pene y orofaríngeo. Se contagia a través de las mucosas, por lo que el preservativo ofrece solo una protección parcial.

Desde que las vacunas contra el virus salieron al mercado, algunos grupos en diferentes países se manifestaron en contra argumentando que provocan severos efectos adversos. Debajo del anuncio de la campaña en el Facebook del Ministerio de Salud se enlazaron comentarios en sintonía con esos temores. Los especialistas no dejan espacio a la duda: no hay razones para no vacunarse. Las vacunas (la tretavalente y la bivalente) están recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, que afirma que los datos de ensayos clínicos previos al lanzamiento y la vigilancia post-comercialización avalan su seguridad y eficacia.

“La cobertura de vacunación en lo que va del año teniendo en cuenta primera y última dosis es del 83% y 55%, respectivamente. Es menos del 90% que tienen los más chiquitos, pero para adolescentes es un porcentaje que está bien. Eso demuestra que padres y chicos confían en la vacuna, porque sino no se darían ni la primera dosis”, manifiesta Vizzotti.

En Argentina, a cinco años de la incorporación al calendario, los casos de efectos adversos reportados al sistema de farmacovigilancia no superan los cinco y no han pasado de un desmayo o una lipotimia, apunta Silvio Tatti, director del Programa de Tamizaje, Terapéutica y Vacunación del Tracto Genital Inferior del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. “Es una vacuna que esté en calendario, por lo tanto es obligatoria y es contrario a la ley no vacunar”, esgrime. Y enumera beneficios: “La prevención de un 70% de cáncer cervical (cuello uterino), de vulva y vagina; y un 90% de cáncer anal. Teniendo un mecanismo de prevención primaria no hay razones para negarse”. El especialista sostiene que la vacunación también es recomendable para quienes no estén contempladas en el calendario (siempre bajo indicación y prescripción médica), sobre todo para quienes tienen verrugas genitales o hayan sido tratadas por lesiones precancerosas del cuello del útero.

“La vacuna es un avance muy importante, es sumamente segura, eficaz y no tiene ningún tipo de contraindicación, pero tiene que quedar bien claro que no evita la realización del papanicolau”, subraya Sandra Magirena, ginecóloga y sexóloga clínica del Comité de Violencia del Hospital Álvarez. “En países como el nuestro hay que poner el eje de las campañas en el screening (análisis simples que se utilizan para la identificar o descartar enfermedades en la población en general). Europa tiene una muy baja incidencia de cáncer de cuello uterino y ha logrado bajarlo gracias a eso. La detección precoz es el eje central de la discusión. Y ahí es donde hay que trabajar: en la toma de conciencia de las mujeres, en la autotoma de la muestra para aquellas que no pueden llegar al centro de salud (en el Norte, donde mayor cantidad de infecciones hay, se hizo una experiencia muy interesante) y en la educación sexual de mujeres y varones. Ellos también tienen que saber qué es el VPH”, considera.

Actualmente, se está evaluando sumar a los varones a la vacunación contra el virus del papiloma humano. “Lo recomienda la OMS porque se considera que así se va a lograr más rápido la disminución de cáncer de cuello de útero en las mujeres y para que ellos se beneficien individualmente en la prevención de las enfermedades relacionadas con el virus”, concluyó Vizzotti.

Por: Florencia Cunzolo