“El primer bocado, por supuesto, fue muy extraño. Fue un sentimiento que no puedo describir. Había pasado más de 40 años esperando por él, soñando con él”, confesó el caníbal.
Posteriormente, Meiwes apuñaló a su víctima hasta matarla y la introdujo en una bañera, donde fue cortando su cuerpo y comiéndoselo poco a poco hasta que sólo quedó la cabeza. Tardó aproximadamente 10 meses en terminar su banquete.
Sentenciado a ochos años y medio de cárcel, Armin Meiwes colaboró para un documental donde narra los hechos y cuenta a qué sabe la carne humana:
“La carne humana sabe bien. A cerdo, aunque un poco más ácida y fuerte”.