Tres maneras de hacer el Misionero más hot

No conviertas a esta clásica posición en algo rutinario. Te contamos cómo ponerle picante.

Si sos de las que te pusiste a probar todas las posiciones con tu pareja y te cansaste de las más raras y que te exigieron dotes de acróbata, seguro que ya volviste a las clásicas y que una de tus preferidas sigue siendo el misionero. Pero esta pose no deja a nadie indiferente, y tiene tanto sus fanáticas como quienes no les gusta.

Hay quienes les encanta sentir el contacto con el cuerpo de su pareja para besarla y mirarla a los ojos. Otras, en cambio, se sienten oprimidas por el peso del hombre que se ubica por encima de ellas y no les gusta mantener una actitud totalmente pasiva. Por el lado de los hombres, si hay algunos que les gusta ser quien dirige toda la acción, a otros que prefieren las posiciones más acrobáticas, sienten que el misionero es demasiado tranquilo y previsible. Pero acá te proponemos 3 alternativas para ponerle pimienta.

1. Para los debutantes. Empezando con un misionero clásico, tu pareja se coloca más arriba para que sus hombros estén a la altura de tu pera y, para no aplastarte, él tiene que sostener su peso con los antebrazos. Plegá las rodillas y levantalas para levantar las caderas hacia arriba. Un gran placer para vos, porque mientras su pene acaricia la pared superior de tu vagina, la base lo hará con tu clítoris. Cuanto más aprietes las piernas, más placer vas a tener.

2. Para los más flexibles. Acostate sobre tu lado izquierdo, tu pareja se sienta sobre sus rodillas, entre tu pierna izquierda. Rodeale su cintura con tu otra pierna. Él va a tener la sensación de una penetración profunda, mientras que vos vas a tener más libertad de movimiento, con la ventaja de seguir mirándolo a los ojos.

3. Para los más deportistas. Tu pareja tiene que agacharse y separar las piernas. Acostada delante de él, tenés que levantar tu cadera hacia el pene, ubicar tus piernas por arriba de sus muslos y sostenerte con los dedos de tus pies sobre la cama, por detrás de él. Como lo habrás comprobado, hace falta tener mucho estado físico para realizar esta pose. Y convengamos en que estás lejos del misionero tranquilo y previsible…