Recorriendo Japón en bicicleta

La propuesta era clara: piñón fijo, mochila, hamaca y saco para pedalear hasta la extenuación cada día sin la ayuda de las marchas o los cambios. Para ello, hasta el momento, utilizábamos bicicletas de velódromo, pero realmente necesitábamos algo más especial, unas monturas que no puedes encontrar en las marcas tradicionales. Así entró Andrés Arregui Velázquez, artesano y constructor de bicicletas en Ciclos La Universal en Madrid, en el juego: nos ayudó preparándonos una bicicleta para cada uno con el propósito que necesitábamos. Ya estábamos listos para coger el avión.

TOKIO: EL BOOM DEL CONTRASTE

Montarnos en el metro que nos llevaría a la estación se Shibuya, una de las que mayor tránsito de pasajeros tienen al día, fue el digno inicio de la aventura, un primer contacto con el mundo japonés que nos dejaría asustados. Los carteles de cualquier cosa que puedas encontrar parecen anuncios de unos dibujos animados. Todo suena, todo está lleno de luces, cualquier objeto emite una musiquita…
Rodar en bicicleta durante una noche en Tokio es una maravilla. La ciudad cambia por cada barrio que cruzas; algunos, podrían parecer de la siere de Shin Chan, otros de Blade Runner… otros, una especie de zoco oriental. Tras cenar productos típicos del país y tomar algo de sake, nos iríamos a las casas de nuestros anfitriones, viviendas al uso tokiota: escasas de espacio, con un gran armario donde se guardan absolutamente todo. Todo un tetris que conseguía ubicar los elementos del hogar en un tamaño de récord… y aun así, muy confortables.
Tokio es una ciudad increíble y, desde luego, como primer contacto con la cultura nipona es un lugar impactante. Nuestros anfitriones eran el claro ejemplo de la hospitalidad japonesa, y tanto ellos como todas las personas con las que tuvimos relación, eran entrañables. Allí nos dimos cuenta de curiosidades como que en Japón no existen las papeleras, pero las calles están totalmente limpias: la gente guarda su basura para tirarla en su casa o la llevan a los convenience store, una especie de Seven-Eleven en los cuales hay desde platos cocinados a revistas, alimentación, Wi-Fi… y presentes en todos los rincones del país.