Para ver cine argentino, los temas pedidos por adolescentes son Sexualidad, bullying y amor

Esto surge de un concurso del Incaa realizado en todo el país

Expectantes, con ideas entre manos, siete adolescentes de diferentes lugares del país entran en un histórico edificio donde funciona la escuela de cine Enerc, enquistada en el centro de una ciudad gigante que al mediodía es pura vorágine. Pero ellos, que vienen de lugares como Abra Pampa, en Jujuy, o San Martín de los Andes, en Neuquén, se miran y se sonríen un tanto nerviosos porque su objetivo no es otro que develar, ante un grupo de adultos, una gran incógnita:¿qué necesita el cine argentino para que más chicos lo vean? Y con su respuesta, estos chicos están a punto de pintar el mapa de una generación con su propio caos y armonía, así como el mapa de una Argentina en donde el acceso al séptimo arte es muy desigual.
Sexualidad, búsqueda de la identidad, primeros amores y dolores, bulling, rooming, drogas, bulimia y anorexia, los problemas del acceso al estudio y al trabajo. Esos son los temas que piden que retrate el cine nacional, y lo hicieron en representación de cuatro mil chicos de escuelas secundarias de todo el país, que participaron de un concurso lanzado por el Incaa a través del programa “El cine va a la escuela”.

Los adolescentes, de entre 14 y 19 años, que asistieron al Enerc fueron premiados por sus ideas para que ese acercamiento se hiciera realidad más allá de esas temáticas que deberían ilustrar las historias.
Clubes de cine organizados por los centros de estudiantes de las escuelas secundarias; festivales de cine argentino, en los que los adolescentes fueran el jurado; salas móviles que se acercaran a los pueblos en donde no hay salas de cine; aplicaciones para celulares con trivias sobre cine local y álbumes temáticos de figuritas para intercambiar. Estas fueron algunas de las propuestas que expusieron en un acto donde autoridades del Incaa y el jurado conformado por cineastas, como Sebastián Boresztein, estaban presentes.

Es un hecho que el cine nacional no convoca al público juvenil. Según un estudio realizado por la Academia de Cine a chicos de 16 a 25 años, en 2013, solo el 20% vio una película argentina en pantalla grande. Estos datos deben alarmar más a la industria local si se considera que el 85% de los adolescentes de entre 14 y 18 años fue al cine en el último año, según la Encuesta Nacional de Consumos y Prácticas Culturales Adolescentes realizada en agosto.

¿Y en qué se traducirán todas estas ideas? Alejandro Cacetta, presidente del instituto, explicó: “La idea fue escuchar ideas y críticas. Todo sirve para profundizar algunas políticas públicas que ya implementamos y para originar nuevas. Y para el sector privado para que hagan películas con las temáticas que proponen los chicos”.

El acceso, un escollo más

“Yo sólo fui al cine dos veces en mi vida y tengo amigos que nunca fueron”, dice con una sonrisa amable Geraldina Tinte, una de las ganadoras, de 17 años, que vive en Abra Pampa, Jujuy. “La sala más cercana queda en la capital, a 210 kilómetros de mi pueblo, por eso mi propuesta es que haya salas móviles para que los adolescentes se acerquen más al cine nacional”, dice mientras su madre a una distancia prudente la mira orgullosa.

Es que más allá del interés, el acceso es otro escollo en la llegada de las películas nacionales a los chicos. “Ese es uno de los puntos más importantes porque podés trabajar en muchas temáticas y propuestas que la gente quiera ir a ver, pero si después la gente no puede ir a verlos, el trabajo queda a mitad de camino”, dijo Boresztein , quien ni bien llegó al acto saludó y felicitó a los chicos ganadores del concurso.

Además, el hijo del querido Tato Bores si bien reconoció la presencia del cine móvil a través de la iniciativa del Incaa, explicó: “Es importante su propuesta [por Geraldina]; habría que plantear la instalación de la tecnología necesaria para que el cine se vea. Si no hay pantallas, de nada sirve que haya películas”, dijo el director de Un cuento Chino, entre otro títulos.

Otro punto a tener en cuenta en relación al acceso son los costos del cine. “En mi ciudad hay salas, pero el plan de ir al cine es todo un plan porque todo es con precio turista”, cuenta Isaías Soto Colicoi, de San Martín de los Andes, quien propuso hacer festivales o jornadas intensivas con películas argentinas para que participen los adolescentes tanto para disfrutar de los films como para ser jurado.

Un caso opuesto al de Abra Pampa bien puede ser el de la ciudad de Mar del Plata, en cuanto a la oferta de films. “En Mar del Plata hay muchos festivales, pero no todos los chicos se interesan por ir al cine. Yo tengo mi grupo de amigos con los que voy, pero debería incentivarse a los chicos a ir con descuentos en las entradas e incluso cursos para conocer cine argentino y para la creación de cortos”, propuso Belén Pellicano, de 17 años, oriunda de “la feliz”.

Cómo generar interés

La comedia es el género en el que las historias deberían estar encuadradas, según el 70 por ciento de los chicos. A ese formato le siguieron el de terror y ciencia ficción, aunque sólo el 5% pidió efectos especiales. Además, los chicos pidieron que las historias fueran originales, que hubieran más actores jóvenes y algo que no es menor: prestarle atención al ritmo de las películas. “Las historias deberían estar orientadas a las cosas que nos pasan, pero también tendrían que tener más agilidad, que capturen nuestra atención”, recalcó en su presentación en el Enerc Bautista Grandi, de Entre Ríos.

Es cierto que los padres son muchas veces los que deben generar el interés de los hijos en ciertos temas. Es el caso de uno de los chicos ganadores, Miguel Duggan, de 14 años y único porteño del concurso, quien aseguró que su madre es una gran consumidora de cine nacional y que lo incentivó a ser parte del concurso. “Mi propuesta es que haya álbumes de figuritas de directores y actores y que en cada una haya un código que se pueda escanear con el celular para que te aparezcan escenas de las películas que interpretaron”, dijo con la visión de los adolescentes que nacieron con la tecnología incorporada.

Y justamente las redes sociales son el “boca a boca” de los adolescentes. “Muchas veces se estrenan películas nacionales y no nos enteramos porque las difunden por los diarios o la radio. Pero nosotros nos enteramos de todo a través del celular, la computadora, deberían difundirse por esos medios”, propuso el mendocino Lautaro Soza, de 16 años.

¿Pantalla grande o celular?

El soporte es el gran tema que preocupa a la industria, la mayoría de los adolescentes ve películas en la web o en celulares. Esto puede ser algo positivo para el cine argentino como negativo. En pueblos como Abra Pampa el acceso a Internet no es fácil, sólo hay un “ciber” en el pueblo y según cuenta Geraldina es raro que en las casas haya Wifi.

No obstante, Boresztein opina que el acento en cuanto a la promoción debe seguir siendo las salas de cine: “No es lo mismo ver una película en una pantalla chica que en una pantalla más grande que la dimensión humana, que es cómo realmente se hace cine. Entiendo que cada uno ve cine donde lo pueda ver, pero el lugar ideal es el cine sin lugar a dudas”.

Para esperanza de quienes aman ese gran lienzo blanco, Geraldina cuenta: “A veces veo alguna película por el celu, pero siempre alguien me habla y me distrae. Hace unas semanas el director de mi colegio organizó un día de cine en el cole. Fue impresionante ver películas como Metegol en una pantalla grande y con ese sonido fuerte. Estábamos adentro de la historia. Fue hermoso y emocionante”.

Los ganadores. Geraldina Tinte , 17 años, Abra Pampa Jujuy / Marcos Miguenz, 16 años, Los Toldos, Bs As / Bautista Grandi, 17 años, Paraná, Entre Ríos / Belén Pellicano, 17 años, Mar del Plata / Isaías Soto Colicou, 19, San Martín de los Andes, Neuquén / Lautaro Soza, 16 años, Mendoza / Miguel Duggan, 14 años, Ciudad de Buenos Aires.

El jurado. Sebastián Boresztein, Un cuento chino / Juan Campanella, Luna de Avellaneda / Miguel Cohan, Sin retorno / Gabriel Nesci, Días de vinilo.