Para salir de la rutina tu pareja te propuso un trío ¿qué puede pasar?

Mujeres y hombres buscan la diversidad. La rutina dejó de ser la vedette del momento, sobre todo en estos tiempos en que la vida económica y social ha cambiado.

El tercero puede ser la manera de la pareja para elegir el desapego. Sucede como común denominador, que cuando se decide a incluir otro en la relación, esto no debe ser la única alternativa para salvar la relación.

Aunque se amenace con que de lo contrario habrá separación o que de esta manera nadie engaña. La realidad es que esa pareja ya no está funcionando. Puede suceder que con la aceptación de la otra parte se sortee la culpa o ese sentimiento que no permite el placer (porque los infieles sufren y padecen su mentira más que nadie). La angustia que viven en esta experiencia de mentira, traición y engaño es tan terrible que terminan sintiendo (con el tiempo) como una situación que no quieren volver a experimentar, sobre todo cuando les ha costado la familia. Entonces, es mejor abrir la pareja a un tercero.

También debemos incluir el grupo de los quieren ser descubiertos para decir por medio de este mensaje al otro que se acabó el amor. Una paciente mía llamada Marta me contaba que nunca podía hablar con su marido de que quería dejarlo, de que se había enamorado de un compañero de trabajo. Las cosas a las que se veía expuesta saliendo de su casa de noche cuando su marido se dormía para encontrarse en casa de su amante la llevaban al agotamiento, al temor de ser descubierta. Pero por otro lado lo que hacía era claro: el hecho de ausentarse justamente en horarios nocturnos e ir a dormir a otro lado ponían en juego su matrimonio. Hasta que un día sucedió el trágico final.

Despertando al bi que todos llevamos dentro

Un paciente mío muy reconocido laboralmente, gerente de una compañía, aceptó un trío con su mujer. Ella no aceptaba traer a una mujer pero sí a otro hombre. Él, frente al deseo de vivir esa experiencia, accedió. Según me comentaba en sesión, esa experiencia fue desbordante para él. Activó todas sus fantasías y se vinculó mejor con su mujer a partir de ese momento. Ver cómo otro hombre le hacía el amor le resultó muy excitante. También despertó en él cierta bisexualidad (en mi impresión). Él tiene un trabajo que teme perder y necesita tapar ciertas cosas por su imagen. Siente atracción por otros hombres, puede querer tener una experiencia de tipo homosexual.

Además, en este tipo de intimidad, también podríamos pensar que la mujer que acepta la situación tiene la fantasía con estar con dos hombres a la vez, que es bastante común. Si bien esta es una experiencia que esta pareja quiere volver a repetir (porque según sus palabras “les voló la cabeza”) pude ser que muchos, luego de haber cumplido la fantasía, quieran regresar a una sexualidad más pasiva.

Realmente no hay límites a la experiencia. Quedarse con la fantasía no es recomendable si ese fantasma circunda la relación, pero también debemos asegurarnos de que nuestra pareja está estable, de que no es la soga que esperamos para que nos salve. En unas condiciones en las que los dos consientan y confíen el uno en el otro, un trío puede ser una experiencia maravillosa que dará que hablar por mucho tiempo, que puede repetirse o no, pero que cambiará y nutrirá las relaciones si se lo vive como una alternativa netamente sexual y placentera.

Por la licenciada Sandra Lustgarten, psicóloga y sexóloga.