Lo curioso del caso es que la concursante no pidió hablar con un psicólogo o la producción en el confesionario, sino que trepó un paredón y llegó, sin saberlo, a la casa de una vecina.
En la gala del miércoles, Azul volvió a entrar a la casa a la espera de una resolución sobre su caso y relató cómo fueron esos momentos, desde que salió del reality hasta que llegó, en taxi, a la casa de su hermano.
“Salté y decía ‘hola, hola, soy Azul, ayúdenme’. Abajo había una parrilla y la puerta. Me tiré y salió una viejita por la ventana. Le pedí el teléfono, le dije que quería llamar a mi hermano. Me cag.. a pedos. Ella decía que me vaya porque iba a llamar a la policía. Yo seguía pensando que quería ir a mi casa y ver a mi hermano”, comentó.
Luego contó el momento en que logró salir a la calle. “Me toqué así y dije ‘no tengo la SUBE’ y seguía diciendo ‘quiero ir a mi casa’. No entendía nada, veía el piso como si se moviera. Miraba un punto fijo para no caerme. Vi una avenida, autos y agarré un taxi”, señaló.
“Le dije ‘quiero ir a la casa de mi hermano’, y me llevó. Era re buena persona y como iba escuchando música, me hablaba de los hijos, me sentí más tranquila porque me hizo acordar a mi papá. No le avisé que no tenía plata, cuando llegamos le dije que me espere así le llevaba plata. Toqué el timbre. Y digo ‘soy Azul’. Mi hermano atiende y me dice ‘¿qué?’. Ahí pasó un borracho con una botella de cerveza, me quiso convidar, y le dije ‘no amigo, no’. Cuando abrió la puerta me abrazó, y le dije ‘me escapé’. Me dijo que me iba a venir a buscar la policía, le decía que me tenía que dar la plata y luego me trajo para acá”, agregó.
Ya en manos de la producción, Azul tuvo asistencia psicológica y habló con los productores del ciclo. Finalmente, la producción decidió que no volvería a entrar al juego.
