Me han sido infiel ¿Y ahora qué hago?

“Solo una persona puede completar las partes que te faltan. Se llama, tú mismo.”

Lo primero que suele hacer la gente cuando se entera de que su pareja le oculta una tercera persona es enfadarse, sentirse traicionado, sentir que el otro es un cabrón o una hija de… Y todo esto es normal. Sin embargo hay un sentimiento que no entiendo que aparezca pero que siempre lo hace: La sensación de sentirse idiota.

Y yo me pregunto: ¿Por qué la persona que es traicionada se siente idiota? ¿Por no darse cuenta de que le estaban engañando? ¿Por haber seguido siendo fiel luchando contra la tentación de estar con otras personas?

No entiendo el momento en el que nos implantan la vergüenza y la culpa por ser engañados. Porque sí, muchas veces nos sentimos avergonzados por no haber sido lo suficientemente listos para darnos cuenta y también nos sentimos culpables por haber hecho algo mal que lleva al otro a ser infiel.

Pero no somos nosotros los que hemos hecho algo mal, nosotros hemos seguido las reglas del juego, las que ambas partes de la pareja habían acordado. Sinceramente, deberíamos andar con la cabeza bien altadiciendo a todo el mundo que tenemos las necesidades tan cubiertas que no nos hizo falta ser infiel, mientras que la otra persona algún hueco tendrá sin llenar en sus adentros para que sea capaz de traicionar la confianza de alguien que le desea lo mejor del mundo.*

Entonces: ¿Qué debemos hacer si descubrimos que nuestra pareja nos es infiel? ¿O si ella misma nos lo dice?

Analizar la situación y ser sinceros con nosotros mismos en fundamental.

Cuando digo analizar la situación me refiero a que pongamos los pros y los contras sobre la mesa. Independientemente del motivo que haya tenido la otra persona o de lo mal que se sienta por lo que ha hecho, lo que tenemos que mirar es lo que nosotros sentimos y queremos. Para ello es imprescindible hacerse una serie de preguntas cuando ya estemos más calmados y el nivel de enfado haya disminuido.

Algunas de estas cuestiones pueden ser:

  • ¿Quiero continuar con la relación?
  • ¿Qué gano y pierdo si continúo con ella? ¿Y qué gano y pierdo si lo dejo?
  • ¿Quiero en mi vida a alguien que me ha mentido?
  • ¿Seré capaz de vivir tranquilamente cuando no tenga a mi pareja cerca?
  • ¿Podré llevar la nueva situación con tranquilidad o me hará daño?
  • ¿Debería cambiar las reglas de la relación y empezar una relación abierta?
  • ¿Qué quiero y qué no quiero en una pareja?
  • ¿Cuánto me duele y por qué me duele tanto?
  • ¿Qué es lo mejor para mí?

La idea es que a partir del momento que existe la infidelidad, debemos centrarnos en nosotros mismos. Da igual que la persona que ha sido infiel llore, nos pida perdón o se sienta infinitamente culpable. No somos una ONG y debemos ser conscientes de que si nos han hecho daño, perdonar y sobre todo olvidar, es muy difícil. Por lo tanto hay que tomar un tiempo de reflexión para ver si la relación puede ir por buen camino si se decide continuar con ella. Conozco personas que han perdonado una infidelidad y luego discuten si su pareja llega 5 minutos más tarde de lo normal porque ya no confían en ella, haciendo que tanto su vida como la de la otra persona se convierta en una situación totalmente infeliz y desagradable.

Por lo tanto debemos busar lo mejor para nosotros. Punto y final. Nada de continuar para vengarse, el ojo por ojo puede satisfacer en el primer momento pero no soluciona el problema. Lo mejor es una buena conversación, dejar las cosas claras, expresar el dolor que hemos sentido, sacar todo lo que tenemos dentro y luego, decidir en solitario lo que queremos hacer con nuestra vida. Y repito, nuestra vida, la del otro da ya un poco igual.

Recuerda: Solo tú sabes lo que te compensa tener en tu vida. Tú creas tu felicidad y tu entorno es fundamental para ser feliz. Decidas lo que decidas, tanto si es continuar la relación o dejarla, estará bien tomada la decisión. Y si te equivocas siempre puedes rectificar o empezar de cero. Pero eres tú quien debe decidir, ni las familias, ni los amigos, ni nadie más. Solo tú tienes las riendas de tu vida.  Para esto recuerda que debes escuchar a tus emociones, no solo a tu razón. Ellas tendrán la solución de lo que de verdad quieres hacer.