Manteras encadenadas en once

El Gobierno porteño llegó a un acuerdo con la mayoría de los trabajadores informales. Sin embargo, al menos 15 mujeres rechazan la propuesta oficial y siguen en la zona.

Dicen que no se van a ir. Quieren trabajar en la zona de gran circulación de gente como hasta hace tres días. Rechazaron el acuerdo que la mayoría de los puesteros selló con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y resisten en pleno Once. Un grupo de manteras con sus hijos están encadenados a la Plaza Miserere. Del sol y el calor abrasador, solo los cubre media docena de sombrillas de esas que se usan en la playa.

Una mujer tuvo que se atendida por el Same producto del calor. Lorena, una de las vendedoras encadenadas dijo a los medios: “No quiero plata, quiero trabajar”. La mujer está ahí con sus cuatro hijos, uno es un bebé. Tampoco tiene casa y vive con ellos en un parador. “Nos discriminan por peruanos”, contó.

 

Antes del desalojo vendía juguetes en un puesto de Pueyrredón y Perón. “Ahí pasaba toda la gente que salía de la estación”, relató. Por eso rechaza el lugar propuesto por el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. El galpón donde seguirían con su actividad “es un lugar apartado de donde estábamos instalados”.

“Yo lucho por mi trabajo, por mi puesto”, concluyó Lorena. Mientras tanto, sigue encadenada a la plaza.
Además de ellas, hay otro grupo de manteros que buscó resguardarse del sol bajo un toldo improvisado en medio de la Plaza Miserere. Son africanos principalmente de Senegal. Ellos reclaman ser recibidos como los peruanos y los bolivianos. Mientras una parte está ahí, al menos 40 personas fueron hasta la puerta de la Subsecretaría de Trabajo porteña, donde se llevaron a cabo las reuniones los días anteriores, para intentar hablar con las autoridades.
A unos y otros los rodean efectivos de la Policía de la Ciudad. Hay carros hidrantes y patrulleros apostados en varias cuadras a la redonda. El operativo para impedir que vuelvan a desplegar sus puestos sobre las veredas se hace sentir.
Mientras tanto, el barrio vuelve de a poco a la normalidad. Los colectivos ya circulan por Bartolomé Mitre y por la Avenida Pueyrredón, que hasta anoche estuvo cortada por los puesteros.

El acuerdo alcanzado comprende una capacitación de cuatro horas diarias durante 60 días en la que los vendedores recibirán formación sobre regularización y reinserción laboral. Durante ese periodo, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) les dará un incentivo económico de $11.600, el equivalente al salario mínimo de los empleados de comercio.

Ayer, antes de que el conflicto estuviera resuelto, el Ejecutivo porteño presentó “Once Peatonal”, el proyecto que muestra cómo será el barrio con el espacio público totalmente transformado. La iniciativa prevé obras de puesta en valor en la zona entre las avenidas Pueyrredón, Corrientes, Rivadavia, Uriburu y el entorno de Plaza Miserere.