La primera presidenta de Singapur electa sin un voto

Una musulmana de la minoría malaya, se convirtió este miércoles en la primera presidenta de Singapur, un hecho empañado por las críticas a su acceso sin elección a este cargo más bien representativo que ejecutivo en el archipiélago del sudeste asiático.

Presidenta sin pasar por las urnas

Halimah Yacob, que antes fue también la primera mujer presidenta del Parlamento, accedió de forma automática a la función suprema después de que sus dos posibles rivales fueran eliminados por no cumplir los requisitos para presentarse a los comicios que se iban a celebrar el próximo día 23.

Uno de los criterios prevé que los candidatos procedentes del sector privado tienen que justificar tres años de trabajo dirigiendo una empresa con un capital de al menos 500 millones de dólares de Singapur (370 millones de dólares), lo que no era el caso de los otros dos candidatos.

Calificada automáticamente con su mandato de diputada, Yacob, de 63 años, fue elegida presidenta del Parlamento en 2013. En agosto renunció al cargo para dedicarse a la campaña presidencial.

“Necesitamos a todos los singapureses unidos (…) No hemos alcanzado todavía nuestro máximo potencial (como país). Lo mejor está por llegar (…)”, declaró en un discurso televisado la nueva presidenta, que tenía puesto un velo y camisa naranjas.

“Pido que nos centremos en nuestras similitudes y no en las diferencias”, solicitó Halimah, la primera mujer que ocupa la jefatura del Estado en los más de 50 años de independencia de esta pequeña isla-nación de 5,6 millones de habitantes.

“Yo soy la presidenta de todos”, apuntó Halimah, que nació en 1954 en Singapur hija de un musulmán de origen indio y de madre malaya.

De niña limpiaba mesas y cocinaba en el puesto de comida familiar, antes de licenciarse en derecho. Casada y madre de cinco hijos, trabajó como sindicalista y se inició en política con el Partido de Acción Popular (PAP), que gobierna el país desde 1959, y entró en el Parlamento en 2001.

Consiguió su primer cargo ministerial en 2011, como secretaria de Deportes, Juventud y Desarrollo Comunitario, y dos años después ocupó la presidencia del Parlamento, a la que renunció para presentarse en las elecciones.

Durante su carrera sindicalista y en política se distinguió por defender los derechos de las mujeres y atacar duramente al extremismo religioso, en particular al Estado Islámico.