La Mara Salvatrucha: rituales, sangre y la vida por el grupo

La organización criminal que ya tiene una célula en la Argentina es famosa por sus actos terroristas y sus vinculaciones con el narco en Centroamérica.

Las maras son las pandillas callejeras que transcendieron el barrio y hoy aterrizan pueblos, ciudades y países enteros.Muchas veces se vinculan con el narco, pero también con el crimen organizado y los crueles ritos de iniciación. Entre las maras, una de las más salvajes y famosas es la Salvatrucha -rival histórica de la M-18 o Barrio 18– que tendría una célula operando en La Matanza, a 15 minutos de la Capital, según informó el Ministerio de Seguridad después de detener 16 personas hoy en un bunker en el que había cocaíana, marihuana y armas largas.

foto: Rodrigo Abd

Estas bandas surgieron en los años ´60s, pero adquirieron mayor poder y relevancia a partir de los ´80s.  El Salvador, Guatemala y Honduras son tres países donde su presencia se cuenta de a miles de integrantes, igual que en México y en Estados Unidos, donde habría unos 100 mil.

foto: Rodrigo Abd

En 2015 se detectó y detuvo por primera vez un “marero”, Armando Ortega Vera, un mexicano que pertenece a la Mara 18 y hoy está alojado en el penal de Ezeiza por narcotráfico.

A los Mara Salvatrucha se lo reconoce por sus tatuajes, que cubren su cabeza y casi todo su cuerpo. Para comunicarse utilizan un lenguaje de señas propio y también cuentan con un código moral que contempla severos actos de venganza y retribuciones crueles.

“Son identificables por la descomunal cantidad de tatuajes que tienen -dice el criminólogo Raul Torres a TN.com.ar-.Empezaron como tribus urbanas que reclutaban gente muy joven. Son bandas que exacerban la violencia, utilizan cuchillos y machetes”.

Su violencia hizo que fueran contratados por el cartel de Sinaloa como ejército de combate contra los temibles Zetas, que actúan en la sangrienta frontera entre Estados Unidos y el Noroeste de México.

foto: Rodrigo Abd

Los Salvatrucha también cometieron actos de terrorismo en las ciudades, como ocurrió en 2004 cuando detuvieron un autobus en Honduras y terminaron asesinando 28 pasajeros, en su mayoría mujeres y niños. 

“Vives por la Mara o mueres por la Mara”, es el lema de esta banda que asesina a los miembros que hablan con la policía si son detenidos o aquellos que se borra los tatuajes e intentan renunciar al grupo.