La historia de la eyaculación femenina

No es tan universal como la eyaculación masculina, pero tampoco inexistente. Desde sus abordajes más científicos hasta testimonios de mujeres que cuentan su relación con esta experiencia.

El tema no es nuevo, ya en el Kamasutra se habla de un líquido que segregan las mujeres al que llamaban “néctar sagrado”. El médico griego Hipócrates también hacía referencia a esto. Por su lado el médico y anatomista holandés Regnier de Graat (1641 – 1673) mencionaba un líquido que según él, chorreaba de las “partes pudendas”. Ya en el siglo XIX, Ernst Grafenberg realizó investigaciones en las que hablaba de estos fluidos y explicaba que en ocasiones había que poner una toalla debajo de la mujer para no mojar las sábanas.

Fue Alexander Skene quien en el siglo XIX describió dos glándulas que por ser el descubridor llevan su nombre y son conocidas como las que las Glándulas de Skene, están situadas en la pared anterior de la vagina, alrededor del orificio externo de la uretra, y se encuentran íntimamente ligadas al área en donde se focaliza el llamado punto G. A estas glándulas también algunos autores las reconocen como glándulas uretrales, parauretrales, glándulas vestibulares menores, punto U o próstata femenina.

Es muy importante remarcar que en el año 2003, Emanuele Jannini de la Universidad L’Aquila en Italia ofreció una explicación para este fenómeno, así como para la frecuente negación de su existencia. Según él las aperturas de la glándula de Skene varían generalmente en tamaño de una mujer a otra, al grado de que en algunas mujeres ha desaparecido enteramente. Si las glándulas de Skene son la causa de la “eyaculación femenina”, esto puede explicar la ausencia observada de este fenómeno en muchas mujeres. Este dato no me parece menor ya que muchas consultan preocupadas por no vivir esta experiencia.

Lubricar no es eyacular

Por su parte, la lubricación vaginal es lo más habitual en todas las mujeres (salvo en algunas situaciones específicas), y se considera la primera fase de la respuesta sexual femenina (equivalente a la erección masculina), acompañada de la segregación de un líquido transparente característico, llamado flujo vaginal. Este es producido por las glándulas de Bartolino, que se encuentran en las paredes vaginales, encargadas de lubricar los genitales, para facilitar la penetración de manera sencilla y sin dolor. La principal diferencia entre la eyaculación femenina y la lubricación, es que la primera se da durante el orgasmo, en cambio la lubricación existe desde el inicio de la relación.

Si bien la eyaculación femenina es una experiencia que puede ser muy excitante para algunas mujeres, también resulta muy molesta para otras. Algunas mujeres que tienen estas experiencias cuentan que no se da en todas la relaciones, y algunas descubren esta capacidad sin buscarla.

Algunos ginecólogos consideran que la llamada eyaculación femenina es segregada por tejido prostático parauretral, presente en un uno por mil de las mujeres.

Por el licenciado Patricio Gómez Di Leva, psicólogo, sexólogo.