¿Hay batalla posible contra las estrías?

Estas cicatrices blancas o rosadas suelen aparecer después de un cambio brusco de peso. Te contamos en esta nota cómo prevenirlas y qué hacer cuando se instalan en la piel.

Puede ocurrir! Un buen día nos miramos al espejo y vemos que aparecieron como por arte de magias unos surcos rosas o blanquísimos, en los glúteos, la panza o alrededor de los pezones…. Y sí, son estrías y ni bien asoman queda una batalla larga y difícil para librarse de ellas.

“Las estrías son la expresión de la rotura de fibras del tejido conectivo, que está debajo de la pie. Consisten en cicatrices fibrosas que se van aclarando con el tiempo, pasando de rojas a blancas, cuando ya no tiene más circulación sanguínea”, explica la doctora Marta Tielas, directora del centro médico láser Aegyna.

Si se busca un responsable absoluto de su aparición, el excesivo estiramiento de la piel se lleva todas las culpas. “Esto puede suceder por distintos momentos. El embarazo, los cambios bruscos de peso, el desarrollo acelerado son los disparadores más típicos”, agrega la doctora Daniela Sánchez, responsable médica del centro Bioesthetics. Por la relación con los cambios hormonales, las mujeres estamos casi predestinadas a su presencia.

Y, por más que existan tratamientos y cremas que ayuden a suavizarlas, “una vez que se instalan es difícil lograr que desaparezcan. Pero, cuanto antes se traten mejor será su evolución”, completa la doctora Laura Mijelshon, directora del centro Piel y Estética.

Más vale prevenir

Entonces, en esto y como en tantas cuestiones de belleza, actuar antes es la mejor estrategia. Acá los cuidados que conviene tener en cuenta.

– Evitar bajar y subir de peso muy bruscamente. Además de ser nocivo para la salud, genera problemas estéticas. Las llamadas dietas yo-yo, que prometen un descenso brusco que luego se compensa con una recuperación récord, son las principales causas de este efecto.

– Mantener la piel hidratata. La razón: las pieles secas son más suceptibles a esta situación. Para ello, elegir preferentemente cremas o aceites ricos en vitamina A y E.

– Hidratar la piel por dentro. El agua es un elemento vital y, si no bebemos lo suficiente, ningún producto será suficientemente efectivo.

– Comer saludadablemente. En especial, frutas y verduras.

Tratamientos sin promesas mágicas

Aunque, como dijimos, eliminarlas es una misión titánica, las opciones para atenuarlas brindan cada vez mejores resultados. “Cuando son más rebeldes, el láser de CO2 es la alternativa elegida, ya que logra afinarlas y mejora la tensión de la piel”, sugiere Tielas.

Otra de las novedades son las “sesiones basadas en la fotoelectroporación, una alternativa no invasiva, que permite la introducción de principios activos cosméticos de forma localizada, sin pinchazos”, completa la doctora Valeria Patricia López Mecle, especialista en medicina estética y directora del centro Bio Aurea.

Más opciones: las sesiones de bioestimulación con plasma rico en plaquetas (un procedimiento que se basa en la aplicación de una sustancia obtenida a partir de la propia sangre), que contribuyen a la regeneración de la piel y a la promoción de la estimulación de los tejidos dañados. También está recomendada la mesoterapia, que consiste en la aplicación de microinyecciones con principios activos seleccionados especialmente,