Empezar a hacer deportes: En forma y sin dañarse

La actividad física implica riesgos de lesiones. ¿Hay prácticas deportivas que son más peligrosos que otras? Un especialista detalla cuáles son y aconseja de qué manera cuidarnos.

El deporte, además de generar pasiones, es una actividad que ayuda a mantener un estilo de vida saludable para quienes lo practican. Pero, como en todo trabajo corporal se pueden producir lesiones, ser cuidadosos a la hora de movernos es también una manera de preservar la salud.

Las lesiones a veces suceden por malas prácticas de entrenamiento, otras, en forma accidental en el juego. Y, en algunos casos, pueden tener mayor gravedad, sobre todo en el ejercicio de algunos deportes.

Durante un partido el sábado último, Jerónimo Bello, el rugbier del San Isidro Club (SIC), sufrió una severa lesión cervical al derrumbarse sobre su cuerpo un scrum que le produjo el desplazamiento de la cuarta y quinta vértebra cervical.

“Dentro de los deportes de contacto, como el fútbol o el hockey, el rugby no solo es el que tiene más riesgo, sino que el tipo de lesión que provoca es de mayor envergadura, como un daño medular a nivel cervical o en otra zona de la columna”, afirma Alejandro Druetto, especialista en ortopedia y traumatología.

Además, no cuenta con los mismos cuidados que otros deportes de alto impacto. “A diferencia del fútbol americano, el rugby prácticamente se juega sin protección, salvo la bucal”, precisa.

Entre los deportes que tienen mayores posibilidades de producir traumatismos de los que se practican en el país, el fútbol lleva la delantera, sobre todo por la cantidad de personas que lo juegan. Las lesiones más frecuentes de “mover la pelota” son en el tobillo y rodilla. En el hockey, son usuales los daños oculares tanto por el golpe del palo como el de la pelota, según el especialista.

Las lesiones “más vistas” y sus causas

“En la actividad física, la lesión número uno es el desgarro muscular”, precisa Druetto. Los esguinces, una afección de los ligamentos que se encuentran alrededor de una articulación, es también de las afecciones que más se ven.

Según el especialista, los esguinces más frecuentes son el de tobillo y, luego, el de rodilla. También, se observa usualmente luxaciones o lesiones del hombro. Después, los daños de mayor impacto como las fracturas.

Las lesiones no solo se producen en forma accidental, como, por ejemplo, al disputar una pelota. Entre otras causas, pueden deberse a un mal esfuerzo o en forma exagerada. También, si se inicia una actividad sin el calentamiento adecuado de la musculatura o si no se elonga previamente y después de la ejercitación.

“Si al realizar una actividad física se siente dolor, hay que interrumpir la práctica. Algo está pasando y el cuerpo nos avisa con dolor, con inflamación o con las dos cosas”, aclara el traumatólogo.

Otro motivo es no haber alcanzado el estado previo de entrenamiento que requiere la práctica deportiva que se va a desarrollar. Por eso, se recomienda comenzar una actividad física de manera gradual.

“Una caminata, en principio, luego correr un poco o hacer bicicleta y después empezar con una práctica de contacto como el fútbol o el hockey. Así, se va preparando progresivamente el músculo y el hueso para el alto impacto”, puntualiza Druetto.

¿Qué hacer si nos lesionamos?

1.- Suspender la práctica deportiva que ese está realizando porque continuarla puede agravar la lesión.

2.- Llamar a una emergencia médica si el dolor es severo y cuando se inflame, por ejemplo, una articulación.

3.- Se puede aliviar el dolor o reducir la hinchazón utilizando hielo.

4.- Inmovilizar la zona lo más que se pueda con una venda elástica o venda camiseta.

5.- Hacer reposo. Evitar caminar o mover la zona lesionada y reducir las actividades diarias.

6.- No es recomendable apoyarse, por ejemplo, sobre el pie, el tobillo o la rodilla lesionado si no sobre la otra pierna.

7.- Consultar a un médico para descartar cualquier lesión importante en la articulación. A través de estudios como resonancias, tomografía o ecografía se llegará al diagnóstico.