Si bien las figuras de los hombres no desaparecerán de los semáforos para peatones, progresivamente se buscará que lo femenino y lo masculino esté más equilibrado. Según las autoridades de Zaragoza y Valencia, las primeras ciudades en implementar la medida, se trata de hacerse eco y de apoyar el resurgimiento que el feminismo viene teniendo estos últimos años. Los opositores opinan que esta es una demagogia innecesaria y costosa. El ámbito académico, sin embargo, recibe la noticia con atención. Países como Holanda también han pensado en estas figuras para los semáforos. En la Argentina es la provincia de Córdoba donde se analiza algo así.
Un debate abierto
En los últimos años en Europa han surgido foros abiertos para debatir acerca de la integración de la perspectiva de género en el urbanismo, la planificación urbana y el desarrollo local. Grupos como GeneroUrban y Aula Eileen Gray se dedican a formar, reflexionar, debatir y poner en acción medidas para crear ciudades más hospitalarias no solo para las mujeres sino también para niñas y niños, mayores, inmigrantes y personas con discapacidades. Uno de los principales objetivos es incorporar la perspectiva mujeres profesionales al diseño del transporte público y las ciudades en sí, ámbitos en los que las decisiones son aún tomadas casi exclusivamente por hombres.
¿Qué se discute?
Las cuestiones que estos grupos interdisciplinarios tratan sin embargo, van mucho más allá de la señalización urbana: proponen campañas educativas, diseños de protocolos policiales especiales y estrategias para reducir la exposición a la violencia de género que las mujeres suelen sufrir en los espacios públicos.
En este contexto, el cambio de las figuras de los semáforos captura la atención de grupos feministas que se preguntan si es esta una medida cosmética o el comienzo de una nueva política urbana en uno de los países que más ha puesto en debate su propia actitud frente al género femenino.
No es un hecho aislado. Mientras la discusión acerca de la necesidad de cambiar los semáforos se repite en cada esquina, en universidades de todo el mundo la filosofía, la sociología del lenguaje, la antropología lingüística y la etnografía de la comunicación profundizan más que nunca la búsqueda de expresiones de lenguaje no sexista e inclusivo. Algunos adeptos de las teorías queer han llegado incluso a proponer abandonar la letra o y adoptar la x para referirse a grupos mixtos de personas. En estos casos, palabras universales como “compañeros”, pasan a escribirse como “compañerxs” y a pronunciarse con la letra e: “compañeres”.
Aunque algunas personas lo encuentran exagerado, los debates se encuentran abiertos en la mayoría de las grandes metrópolis del mundo.
