Dos semanas se necesitan para bajar todas las calorías consumidas en Semana Santa

Además de la reflexión, la meditación y el perdón de estos días, es necesario reconocer que la Semana Santa también es un período donde se come y mucho. 

 
Se aprovechan los días de descanso y se degluten esas delicias culinarias tan tradicionales de la época como la chipa de almidón, la sopa paraguaya, la rosca de Pascua y los huevos de chocolate. 
 
Cuando se retome la rutina diaria, recién en dos semanas se bajarán todas las calorías consumidas.

 
Así lo afirmó el nutricionista y presidente de la Subcomisión de Jóvenes del Colegio de Nutricionistas de Misiones, Miguel Cristanchi. 
 
“Para dar números exactos de la cantidad de calorías uno tendría que hacer un conteo de qué es más o menos lo que consume. Pero estamos hablando de que una unidad de chipa tiene entre 250 y 300 calorías aproximadamente, dependiendo de su tamaño. Si contamos los números a lo largo del día, porque se suma la sopa paraguaya, el huevito de Pascua y todo esto que es habitual de consumo por tradición, se hace bastante copiosa la ingesta que hacemos en Semana Santa”, señaló el profesional.
 
“La población argentina y el mundo en general tienen estos grandes eventos como la Semana Santa o las fiestas de fin de año donde se hacen ingestas de alimentos copiosas como si fuese la última vez. Entonces la recomendación que uno da como profesional es la moderación”, agregó Cristanchi. 
 
Poca o nula actividad física
Todo lo que se come en Semana Santa es por tradición. Cierto es que una rosca de Pascua se puede hacer en cualquier momento del año, como también los tradicionales huevos y las chipas, pero se comen por tradición en esta época del año. “No lo hacemos por una cuestión alimentaria”, indicó Cristanchi.
 
Sumado a la cantidad de calorías que se consumieron – o consumirán – en estos días, se hace muy poca o casi nada de actividad física. “Tomamos este período como descanso en todo sentido. Incluso si alguien venía haciendo actividades como ir al gimnasio o salir a caminar, aprovecha todo este tiempo para parar, ahí radica el otro gran error” porque “la realidad es que es mucho más fácil consumir grandes volúmenes de calorías y que nuestro organismo inmediatamente los empiece a traducir en grasas que perder esas calorías. El tiempo es bastante largo, hablamos de una o dos semanas como para desintoxicarnos completamente y empezar a perder nuevamente la grasa que consumimos en ese período”.
 
Respetar las comidas
Como nutricionista, Cristanchi observa diariamente en su consultorio un desorden alimentario que se extiende peligrosamente en la sociedad. “Entre el 70 y el 80% de las personas no hacen un desayuno, ni siquiera toman un mate cocido, un té con leche o un café con algún pan con galletitas. Su desayuno es un mate, que no es un desayuno propiamente dicho. En un período como el de Semana Santa, se acentúa esta situación. Entonces, si se logró tener un orden en la alimentación tenemos que tratar de mantenerlo: hacer el desayuno, una colación de media mañana, almuerzo, merienda y cena. Entre cuatro y cinco comidas a lo largo de todo el día. Si uno no tiene ese hábito, hay que tratar de hacer esa prueba de empezar a incorporarlo porque juega un rol fundamental en la prevención del sobrepeso y la obesidad”.
 
También hay que controlar las ingestas a lo largo del día. Porque es cierto que la vida en Posadas fue cambiando. “También en Misiones, se creció poblacionalmente y el horario de trabajo cada vez se parece más al de las grandes ciudades del país y nuestros horarios están cada vez más alterados. Por ejemplo, si antes teníamos una población que desayunaba, ahora no lo hace y hace una única comida en el día o una de las primeras como el almuerzo rápido pero llega a la noche y consume una cena bastante considerable”. 
 
Cristanchi explicó que todo lo que se consume en la cena, el cuerpo no tiene forma de gastar. Diferente a lo que sucede con el desayuno que “a lo largo del día se consume. Esa energía se va gastando, el organismo la utiliza, pero cuando hacemos una ingesta copiosa a la noche, la realidad es que uno no sale a correr ni a hacer gimnasio ni nada por el estilo, sino que se va a dormir y el organismo de ninguna manera usa ese combustible que se le dio en horas de la noche”.
 
El frío, que todavía no llega en toda su plenitud, pero está a la vuelta de la esquina, no ayuda tampoco porque siempre se buscan comidas altas en calorías para saciarse por las noches. Con respecto a esto, el profesional explicó que “hay comidas que uno puede adaptar y sacar el calorcito que necesita para la noche pero que no sea tan alta en calorías. Por ejemplo una sopa de verduras con una buena cantidad de vegetales, las tartas de verduras, etcétera. Una variedad de comidas que uno puede hacer, que no tienen tanto volumen en calorías y generan mucha saciedad”.
 
Otros consejos
Desde el Servicio de Nutrición del Hospital Madariaga también brindaron una serie de recomendaciones de alimentación saludable para Semana Santa.
Coincidieron que “en estas fechas se tiende a consumir alimentos y preparaciones calóricas, ricas en grasas saturadas y azúcar, pero es posible cuidar la salud y disfrutar sin excesos”.
En este marco recomendaron no saltear las comidas para evitar la sensación de hambre y el consumo excesivo en la siguiente ingesta. “Preferir carnes blancas, pescado, pollo, carne vacuna y cerdo magras” y recomendaron “moderar el consumo de chocolates, huevos de pascua, golosinas, productos de panadería. Consumir agua y jugos o licuados de frutas de estación, como banana, naranja, limón, pomelo, antes que bebidas artificiales o alcohólicas”.