Dislexia: cómo detectarla a tiempo y qué hacer al respecto

La dislexia es un trastorno de aprendizaje que no siempre es fácil detectar. Vamos a descubrir algunas claves para detectar a tiempo la dislexia en los niños.

Este trastorno del aprendizaje, que puede llegar a afectar hasta un 15% de los niños, afecta al rendimiento académico y puede influir mucho en el futuro desarrollo de la persona. Hay que tener en cuenta que los diagnósticos no son fiables hasta prácticamente la mitad del primer ciclo de educación primaria. Esto hace que resulten especialmente importantes algunas claves que en periodos anteriores pueden mostrar la posibilidad de sufrir dislexia.

Causas de la dislexia

La dislexia es un trastorno neurobiológico. Es importante remarcar este origen ya que de manera errónea se puede atribuir un origen intelectual que no existe.

En este trastorno se ven afectados los procesos de aprendizaje básicos: lectura, ortografía, escritura…Por lo tanto es importante su incidencia en los procesos de aprendizaje y maduración intelectual de los niños.

Hay que tener en cuenta que la componente genética tiene una alta tasa de presencia en la aparición de este trastorno. Por encima del 75% de las personas que sufren dislexia tienen un precedente genético familiar. Esto hace que el historial familiar sea un factor de riesgo muy a tener en cuenta.

El diagnóstico, como indicábamos, no es fiable hasta más o menos la mitad del primer ciclo de educación primaria, entre los 7 y 8 años. En esta fase es cuando más se puede apreciar los síntomas de la dislexia. En cualquier caso el diagnóstico debe partir de una evaluación psicopedagógica inicial que suele derivar a otra evaluación neuropsicológica que concluirá con el diagnóstico.

En etapas anteriores a esta fase hay una serie de señales que pueden indicarnos la posibilidad de que el niño sufra dislexia.

Señales antes del diagnóstico de la dislexia

Vamos a repasar síntomas que suelen aparecer en fases tempranas antes de los diagnósticos de dislexia, y, que pueden indicar que el niño tiene tendencia a sufrir este trastorno.

  • Pueden presentarse problemas de visión y también de audición, además son problemas que no se localizan en los exámenes médicos habituales o en las revisiones de vista. Estos problemas pueden ser la carencia de percepción profunda o de visión periférica o la distracción con facilidad por sonidos, entre otros.
  • En la fase de la prelectura puede ser una señal que el niño manifieste dificultades a la hora de reconocer letras y asociar fonemas y grafemas.
  • Los niños que van a sufrir dislexia suelen presentar menor madurez psicomotriz que los que no van a sufrir este trastorno. Esto puede manifestarse con dificultades a la hora de coordinar los movimientos, el equilibrio o la lateralización. Actividades como atarse los cordones, montar en bicicleta o patinar, pueden ser muy dificultosas para estos niños.
  • Un lenguaje con dificultad en la expresión respecto a la media de su edad también puede ser signo de atención para una posible futura dislexia. Aquí hay que prestar atención al mal pronunciamiento de las palabras largas, a la tartamudez en momentos de nerviosismo o a las frases que se interrumpen por la mitad o se entrecortan.
  • La dificultad de manejar la memoria a corto plazo también puede ser una señal. Esto es complicado de advertir ya que generalmente se presenta a la vez con un buen manejo de la memoria a largo plazo.
  • La propensión a las infecciones de oído, la hipersensibilidad ante determinados productos químicos o aditivos o los trastornos del sueño, también pueden ser otros síntomas a tener en cuenta.

Ninguno de todos los anteriores síntomas, ni por si solos ni en unión, son un diagnóstico certero de dislexia. Pueden existir otros cuadros que presentan los mismos o muy similares síntomas. Sin embargo, si son un buen punto de arranque para valorar la necesidad de un estudio más profundo cuando el niño alcance la edad idónea para el diagnóstico.