Desafío de ajedrez con un premio bastante jugoso: 1 millón de dólares

Se necesita una procesamiento mayor a todas las computadoras existentes en la actualidad para hallar la solución.

Una universidad de Escocia decidió ofrecer una millonaria recompensa para quien logre resolver un problema del siglo XIX. No se trata de un enigma matemático, sino de una particular partida de ajedrez.

El enigma conocí como “el problema de las 8 reinas” fue ideado originalmente por el ajedrecista Max Bezzel a finales de 1840.

Se trata de un desafío de ajedrez aparentemente “simple” pero que requiere una solución extremadamente aguda. Tanto es así que los docentes y expertos de la Universidad de St. Andrews en Escocia ofrecen una recompensa de 1 millón de dólares.

La dificultad del reto

La explicación del reto es sencilla: colocar sobre un tablero de ajedrez estándar ocho reinas sin que estas se amenacen entre ellas.

 

Según explican los investigadores de la universidad escocesa: “El enunciado del problema significa poner una reina en cada fila, de modo que no hay dos reinas en la misma columna, y no hay dos reinas en la misma diagonal. Por tanto, las soluciones no son difíciles de imaginar, pero el problema se vuelve más complejo cuando el tablero de ajedrez crece, por ejemplo, con 100 reinas en un tablero de 100 por 100. Es aquí, una vez que los números comienzan a ser realmente grandes, cuando las soluciones informáticas son incapaces de resolverlo”.

El profesor Ian Gent aseguró que para resolver este enigma de escalas tan grandes se necesitaría una máquina con un procesamiento mayor a todas las existentes en la actualidad.

“Si pudieras escribir un programa que pudiera resolver el problema realmente rápido, podrías adaptarlo para resolver muchos de los problemas más importantes que nos afectan a todos a diario. Este programa sería capaz de descifrar hasta los más difíciles sistemas de seguridad, algo que tomaría a cualquier software actual miles de años simplemente por el hecho de tener que descartar un número casi infinito de soluciones hasta que uno funcione, comentó Gent.

Peter Nightingale, también profesor de la institución educativa, asegura que el sólo hecho de pensar en la posibilidad de resolver este problema es una “utopía”. “Nuestra investigación ha demostrado que por ahora no puede ser”, argumentó.