Derecha e Izquierda: Cuando nos cuesta saber cual es cual

Si sos de los que les cuesta reconocer cada lado, no estás solo. Esta dishabilidad es producto de un proceso muy complejo que involucra muchas funciones. Enterate por qué pasa y cómo resolverlo.

¿Te imaginás que un médico en vez de extirpar el riñón izquierdo, extirpe el derecho? ¿O que opere el lado del cerebro equivocado por no saber identificar cuál es la derecha y cuál es la izquierda? “Algunos de los errores más infames en la medicina han sido casos de cirugía en el lado erróneo”, señala el doctor Gerard Gormley, investigador de la Queen’s University en Belfast, Reino Unido. Casos como estos se dan en 1 de cada 113.000 intervenciones.

Por eso, si todavía te pasa que te cuesta reconocer cuál es tu mano derecha y cuál es la izquierda, no estás sólo. Pero, ¿por qué pasa esto?

Si bien la ciencia aún no tiene una respuesta certera, Joan Deus Yela, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, en España, explica que el proceso de reconocer la izquierda y la derecha es muy complejo e involucra muchas funciones como la memoria, la habilidad para procesar información visual, la conciencia espacial y la habilidad para rotar mentalmente objetos en el espacio tridimensional.

A su vez, explica que esta orientación tiene dos fases: la intrapersonal y la extrapersonal. La primera, que se desarrolla alrededor de los 5 años, permite diferenciar dentro del propio esquema corporal. Esta fase está asociada al aprendizaje de la lectura y la escritura y, durante esta época, es normal “que los profesores observen casos de inversión en la grafía de letras y números”, dice el especialista.

La fase extrapersonal se desarrolla más tarde, alrededor de los 9 años, y es la encargada de identificar tanto la izquierda como la derecha en otras personas, como si se trata de un espejo. El tema es que el detectar qué lado es el que uno quiere decir puede confundir a muchos en la infancia, pero aún también en la adultez. Según Deus Yela, a más de 15% de la población le cuesta determinar estos términos espaciales.

Así como existe una inteligencia para los números o el lenguaje, también existe una para lo espacial. “El GPS del cerebro, la capacidad de orientarse, está en el lóbulo parietal, y no es igual de potente para todas las personas”, explica José Antonio Portellano, profesor de Neuropsicología de la Universidad Complutense de Madrid, en España.

Por su parte, Deus Yela entiende que esta confusión, en algunos casos, puede ir asociada a patologías como el síndrome Gerstmann, una enfermedad rara neurológica que afecta al lóbulo parietal y también produce afasia o acalculia (imposibilidad de hablar o calcular).

La agnosia espacial, la imposibilidad de orientarse en el espacio, también podría provenir de un daño cerebral producido, por ejemplo, por un accidente. Aunque, por lo general, la dificultad de distinguir una mano de la otra, no tiene ninguna causa médica, agrega.

“Por eso, más que hablar de un déficit, deberíamos hablar de una dishabilidad dado que, normalmente, es un problema de automatización: se sabe dónde está la izquierda y la derecha, pero no automáticamente, hay que pensar antes de responder”, dice Deus Yela.

De acuerdo con las estadísticas, esta dishabilidad aparece más en zurdos, en mujeres y en personas con alto coeficiente intelectual. Asimismo, el ruido del ambiente o las distracciones la complican.
Algunos trucos para superarlo

La buena noticia es que, si bien no queda claro si esta dishabilidad se puede “curar”, se cree que se podría entrenar o, al menos, usar algunos trucos para que no tenga efectos negativos en nuestra vida cotidiana. Uno podría ser ponerse una pulsera o un reloj en una muñeca en participar y así siempre saber de qué lado se trata. Otra técnica es palparse el corazón sabiendo que éste está más sobre el lado izquierdo. Y sino usar reglas mnemotécnica.