Cuando la medalla de oro es ayudar…

La neocelandesa Nikki Hamblin tropezó, y su rival Abbey D' Agostino la ayudó; después, ambas se acompañarían para terminar la serie.

“Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”, le dice Rick (Humphrey Bogart) al capitán Renault (Claude Rains) en el final de “Casablanca”. La neocelandesa Nikki Hamblin y la estadounidense Abbey D’Agostino podrían intuir lo mismo luego del hecho que protagonizaron en la segunda serie de los 5000 metros, en el Estadio Olímpico.

Se habían cumplido dos tercios de la carrera, cuando ambas tropezaron. D’Agostino no lo conocía a Hamblin, pero la tomó del hombro y le dijo: “Vamos, vamos. Tenemos que terminar esto”. Continuaron corriendo juntas y después fue D’Agostino quien debió frenar por un fuerte dolor en uno de sus tobillos. Sería entonces Hamblin quien la ayudara. Y así, acompañándose una a la otra, finalizaron la serie de los 5000 metros.

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“Esta chica es el mismísimo espíritu olímpico”, manifestó Hamblin después a la prensa. Y en el instante en que D’Agostino la ayudó, pensó: “Sí, tiene razón. Estos son los Juegos Olímpicos . Tenemos que terminar la carrera”.

Junto con la irrupción de Usain Bolt en los preliminares de los 200 metros, fue el momento más destacado de la jornada y el público lo agradeció con aplausos y una ovación de pie. Fueron las últimas en llegar. Al cruzar la meta, se fundieron en un eterno abrazo y la estadounidense, quien fue la primera en ayudar a su colega, debió retirarse en silla de ruedas.