Cómo evitar una digestión pesada

Comer es una de las actividades más placenteras y más asociadas a recuerdos positivos que tiene el ser humano. Sin embargo, para algunas personas las digestiones se convierten en todo un infierno.

La pesadez de estómago, el ardor o el reflujo pueden evitarse siguiendo unos sencillos consejos, siempre que no estén provocados por alguna afección estomacal.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que comer requiere de su tiempo, y diez minutos escasos no es suficiente. Es recomendable comer sentado, sin prisas, y dándonos un tiempo entre plato y plato.

Masticar correctamente es fundamental para mejorar la digestión, ya que la saliva es ligeramente alcalina y complementa a los jugos gástricos, que son ácidos, a la hora de digerir algunos alimentos. Además, proporciona información de lo que estamos consumiendo al resto de órganos que intervienen en la digestión.

Los líquidos han de tomarse, preferentemente, antes o después de las comidas y no demasiado fríos, para que no interrumpan la digestión.

La dieta debe incluir alimentos integrales, sin conservantes ni aditivos químicos. Algunos productos fermentados, como el vino, el yogur o vegetales en vinagre, también ayudan a la digestión, por los microorganismos que aportan.

Por otro lado, hay que evitar recalentar en exceso los alimentos con proteínas, ya que pueden perder las beneficiosas enzimas que contienen al someterlos a altas temperaturas.
Finalmente, recuerda que el apetito nunca hay que saciarlo por completo, ya que las comidas muy copiosas suelen ser sinónimo de digestiones pesadas. Satisfacer el hambre en un 80% es lo más recomendable para que la digestión no se nos atragante.