Claves para recuperar las energías perdidas

No solo tenés cara de agotada, estás agotada. Fijate qué cosas son las que verdaderamente te sacan el brillo.

Sos jefa, tenés hijos, hacés yoga, salís a correr, estás al día con todos los estrenos de Netflix, te ponés crema, no te perdés de ningún after con amigas. Además, viajás los fines de semana, tratás de comer saludable, tomás dos litros de agua por día, contestás todos los chats de WhatsApp y sabés perfectamente lo que está pasando en Instagram, Facebook, Twitter y Snapchat; en fin, vivís tu vida al máximo. ¡Y te encanta! Pero a veces no entendés ¡por qué estás tan cansada.

Ya se habla del fenómeno TATT (tired all the time, o“cansada todo el tiempo” en español), que se da, sobre todo, en las mujeres de 25 a 35 años y se origina cuando hay una incompatibilidad entre la vida que queremos llevar y la que podemos llevar. Pareciera que bajar un cambio o aflojarle el ritmo a algún ámbito de tu vida está mal visto, así que nos presionamos para hacer más y terminamos agotadas física y mentalmente.

Entonces, para poder cambiar la cara (y el hábito), lo primero que tenemos que hacer es prestarnos atención y encontrar cuál es la verdadera causa de ese par de ojeras inmunes a cualquier corrector. Acá es importante distinguir entre dos tipos de cansancio: el físico, que suele “curarse” con horas de sueño; y el mental, que tiene que ver con sentirte desganada y sin ánimo.

¿POR QUÉ TE SENTÍS ASÍ?

1. Tenés tu vara muy alta

Bajá tu autoexigencia. Tomate un rato para pensar si tus metas son poco realistas o imposibles de alcanzar. Muchas veces, somos nosotras las que no nos permitimos bajar la vara; pero otras, es el entorno en que estamos. Está bueno perderle el miedo a decir “no” y ver qué es lo que pasa cuando no complacemos a todo el mundo, cuando no nos quedamos más horas en la oficina, cuando no vamos a un plan o no llegamos a hacer la torta que prometimos llevar.

2. Estás comiendo mal

Los alimentos cargados de azúcar y carbohidratos simples aumentan rápidamente el nivel de azúcar en sangre. Esos picos son seguidos de fuertes caídas, lo que causa fatiga a lo largo del día. Por eso, es mejor mantener el azúcar en sangre estable y tratar de comer proteínas magras, granos y muchas frutas y verduras. Llevar una alimentación viva también sirve, ya que, cuando los alimentos mueren en tu boca, absorbés todo su prana y eso es energía pura.

3. No descansás bien

Un mal común son las luces de las pantallas que alteran nuestro ritmo circadiano natural y el nivel de melatonina, lo que provoca que durmamos mal. Si no podés apagar el celu, mantenelo a una distancia mínima de 35 centímetros para que no interfiera en tu descanso. Otra cosa que puede servirte es tener un “ritual de sueño”, dos horas antes de irte a dormir, bajá las luces, prendé alguna lámpara de sal y apagá todos los dispositivos que te hacen estar alerta.

4. Estás negativa

Si todo el tiempo estás pensando en que te van a despedir o que no vas a llegar a cumplir con tus clientes, empezás a vivir en un estado de alerta y ansiedad y eso te drena mentalmente. Cuando estos pensamientos aparezcan, pará, respirá y fijate si no es tu mente la que te está intentado convencer de algo que no va a pasar.

5. No te gusta lo que hacés

Cambiá el chip. Hacé lo que te haga feliz. Tratá de priorizar las tareas que te hacen bien, porque cuando te sentís bien, hacés mejor las cosas, y cuando hacés algo bien, te dan ganas de seguir, así generás un círculo virtuoso.

6. Quizás haya algo más

Puede que tengas el hierro bajo, eso hace que menos oxígeno viaje a tus músculos y células y que te sientas baja de energía. Otras causas pueden ser: un mal funcionamiento de tu tiroides o que sufras de diabetes, la fatiga es uno de los síntomas más comunes en ambos casos. Andá al médico y hacete un chequeo.

PLAN ENERGIZANTE

1. Caminá durante 20 minutos

A veces, pensás que hacer ejercicio si estás cansada te va a agotar más. Pero no es así. De todas maneras, si no tenés ganas de ir al gimnasio, al menos salí a pasear un rato. Está comprobado que hacer ejercicio liviano tres veces por semana durante 20 minutos mejora los estados de fatiga y además ayuda a despejar la mente.

2. Tomá agua de vida

Este es un rejuvenecedor natural que podés hacer en casa. Poné en un frasco de vidrio una taza de brotes (de alfalfa, trigo o cebada) y cubrilos con un litro de agua. Tapá el frasco con un pedazo de tul y una banda elástica y dejalo macerar a temperatura ambiente (20-22 ºC) por 48 horas. Después, colá el líquido y ponelo en otro frasco, agregale el jugo de medio limón ¡y listo! Podés guardarlo en la heladera y consumirlo durante una semana cada mañana.

3. Hacete una sesión de digitopuntura

Esta disciplina de la sabiduría china ayuda a remover toxinas y a circular la energía en tu organismo, restablece la salud de los órganos y afloja contracturas. No es un masaje tradicional, es bastante fuerte y puede ser doloroso (sobre todo la primera consulta), porque activa tu chi estancado, pero después te sentís mucho más fuerte y despejada. Incluso promueve un descanso profundo después de la sesión.

4. Compartí con gente positiva

Evitá a las personas que drenan tu energía (las que se quejan, las que chusmean, las que critican todo o incluso aquellas que te tiran todas pálidas). En cambio, disfrutá de esas otras, compañeras de ruta, que te hacen reír, te empoderan, te cuidan, te despejan de tu día.

5. Meditá

La fuente más poderosa de energía es la meditación, 20 minutos de esta práctica diaria puede equivaler a horas de sueño. No solo te aporta más energía, sino que resetea tu mente de pensamientos y enrosques. Eleva, además, tu sistema inmunológico. Podés iniciarte en la técnica Sahaj Samadhi, que enseñan en la Fundación El Arte de Vivir.

6. Tomátelo con humor y agradecimiento

Reírte y sonreír ayuda a liberar endorfinas, no hay que tener un motivo, reíte de cualquier cosa: nada mejor para renovarte que una sesión de risoterapia. Por otro lado, el mejor antídoto para que nada ni nadie te baje tu nivel de energía es que todo te resbale un poco más, no te tomes todo tan a pecho. Desdramatizá y, eso sí, mantenete agradecida, no hay antídoto mejor contra el cansancio.

Expertos consultados: Dr. Pedro Horvat, médico psiquiatra; Pablo Faga, instructor de meditación de El Arte de Vivir; Lic. Sandra Tobal, reeducadora alimentaria y Dra. Soledad Rosenfeld , médica especialista en cirugía estética.