Si bien Britney Spears no tuvo una tarea fácil en los VMAs – suceder el gran show de cinco canciones que dio Beyoncé -, todo el mundo estaba esperando su gran regreso tras nueve años de ausencia en la órbita MTV con muchas ganas. Lamentablemente, la reina del pop está muy lejos de los besos con Madonna o de las serpientes colgando de su cuello. Britney se concentró en hacer un muy evidente playback de sus flamantes temas “Make Me” y “Me, Myself & I” enfundada en un body amarillo y con una limitada coreografía. Podría haber hecho un medley de sus grandes éxitos en nombre de la nostalgia pero no, Britney intentó, con un ayudita de G-Eazy, darle dignidad a sus nuevas canciones con muy poco esfuerzo. Una pena.
