Brisa marina, saludable para todo el organismo

La cantidad de iones negativos que hay en el aire marino es de 50.000 por metro cúbico.

La ventaja de realizar tratamientos de talasoterapia a orillas del mar y no en un centro cerrado es que podemos enriquecernos del saludable aire marino, cargado de iones negativos.

Los iones son una partículas que forman el átomo y cuya carga eléctrica puede ser negativa o positiva. Los negativos se generan especialmente en entornos naturales con corrientes de agua: el mar, los ríos, las cascadas, etc. Tienen un efecto muy saludable sobre las personas, ya que relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral necesario en cantidades adecuadas para dormir bien, permanecer serenos y mantener el buen humor.

Se ha comprobado que a solo cien metros del mar, la cantidad de iones negativos que hay en el aire es de 50.000 por metro cúbico, una cifra muy alta en comparación con los 500 por metro cúbico que hallamos en los ambientes urbanos.

El aire marino está cargado de oxígeno y es rico también en ozono y diferentes sustancias minerales

Por el contrario, cuando el ambiente está cargado de iones positivos (que se producen en lugares excesivamente cerrados, con aparatos eléctricos o cuando sopla determinado tipo de vientos y antes de una tormenta, etc.), las personas experimentan irritabilidad, nerviosismo, agitación o agresividad.

Por ello, el ambiente marino destensa los nervios y es un lugar perfecto para descansar… Todas las personas que pacientemente hacen largas colas en coche para llegar hasta la playa buscan precisamente esa sensación de placidez, de relajación y bienestar, al menos por unas horas.

OXÍGENO PURO

Algo que desconocen muchas personas es que el aire que respiramos no solo aporta oxígeno al organismo. El aire marino está cargado de oxígeno y es rico también en ozono y diferentes sustancias minerales, que son nutrientes que flotan y absorbemos a través de la respiración. El cloruro de sodio, el bromo, el yodo, el magnesio, el sílice…, todos ellos son más abundantes durante el día porque los vientos soplan del mar a la tierra, al contrario que por la noche.

El aire marino está cargado de oligoelementos, que el cuerpo necesita para funcionar óptimamente en dosis muy pequeñas, como el cinc, el potasio o el hierro. La carencia de uno o varios oligoelementos puede comprometer el trabajo del sistema inmunitario y según diversas teorías se relaciona con enfermedades de todo tipo.

Por todo ello, y junto con la absorción de oxígeno sin partículas contaminantes, el sistema inmunitario sale doblemente reforzado de un día de mar, incluso si no nos bañarnos. Porque también aquellas personas que tienen dificultades en su movilidad y por tanto se ven imposibilitadas de nadar o hacer ejercicio en la playa pueden beneficiarse del mar respirando el aire marino. La buena oxigenación ayuda a mantener el equilibrio emocional y psíquico, ya que ralentiza el ritmo respiratorio y favorece la recuperación.

Debemos aprovechar estas cualidades del aire marino, para realizar unas sesiones de respiración en la playa como las que proponemos en el recuadro de la página siguiente, que nos resultarán estimulantes, facilitarán la digestión y la eliminación de los riñones, despertarán nuestro apetito y oxigenarán más la sangre.

Ejercicios respiratorios para hacer en la orilla

Un ejercicio respiratorio que puede realizarse en cualquier parte, pero que resulta muy beneficioso con el aire marino, es el siguiente:
Se inspira muy lentamente llenando los pulmones por completo. Para que sea una inspiración muy amplia, se saca el vientre sin forzar, para así bajar el diafragma. La duración de la inspiración será de unos tres segundos al principio y de cinco cuando ya se tiene práctica.
Cuando se tienen llenos los pulmones, se retiene el aire durante al menos dos segundos, pudiendo llegar hasta cinco posteriormente.
Se espira lenta y profundamente para vaciar por completo los pulmones, metiendo el vientre para que así suba el diafragma. La espiración debe durar de cinco a diez segundos y, con práctica, unos diez o doce segundos.
Se inspira y espira siempre por la nariz, y se puede hacer seis veces por sesión y al menos dos veces al día.
Otra propuesta es un ejercicio que puede hacerse mientras se camina por la playa. Consiste en inspirar por ejemplo contando hasta tres o cuatro y espirar luego contando el doble de veces (hasta seis u ocho). Este ejercicio oxigena el cerebro y ayuda a mantener la memoria, a la vez que nutrimos el organismo con los minerales absorbidos del aire.