7 de agosto: Día de San Cayetano, Patrono del trabajo

Como ya es tradición, cada año miles de fieles se congregan para agradecer y pedir por trabajo y pan

La parroquia del barrio Yacyretá de Posadas celebrará la fiesta patronal con misas, bendiciones y procesión. Allí se espera que una multitud acompañe la celebración religiosa como año a año.

Las misas comenzarán a las 6 de la mañana y se sucederán a las 7, 8, 9, 10 y 11. Luego habrá un descanso, en el que se servirán empanadas, panes y dulces. En tanto, a las 16, comenzará la procesión por las calles del barrio Yacyretá y al finalizar se concretará la misa central, que estará presidida por el obispo de Posadas.

“El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, al menos en la Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Hay lugares en el mundo que ni esa posibilidad tienen. Pero trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es lo que confiere dignidad”, destacó el papa Francisco, en una carta que envió al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, en vísperas de la fiesta de San Cayetano.

Francisco resaltó la dignidad que conlleva trabajar para ganarse el pan y advirtió sobre los índices “significativamente altos” de la desocupación en la Argentina, y recordó “conmovido” cuando presidía la celebración en honor de San Cayetano en el santuario porteño de Liniers.

Aseguró que el trabajo, junto a las otras T de techo y tierra, está “en el entramado básico de los derechos humanos”.
Incluso envió su saludo y bendición “a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte”.

“Saludar, escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo… y tantas veces, ante la angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran, sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo”, subrayó.