En Marruecos existe un gran misterio: El de las “Cabras voladoras”

En esta zona de clima seco, estos árboles son la única fuente de alimentación en determinadas estaciones del año. Y, sin más que comer, las cabras no tienen otra opción que trepar.

La imagen es tan surrealista que, a primera vista, parece un montaje. Sin embargo, para los habitantes del suroeste de Marruecos se trata de algo habitual.

Desde hace años que están acostumbrados a ver paradas sobre las ramas de los árboles de argán (Argania spinosa) a cabras de distintos colores y tamaños.

En esta zona de clima seco, estos árboles son la única fuente de alimentación en determinadas estaciones del año. Y, sin más que comer, las cabras no tienen otra opción que trepar.

Aunque son hábiles escaladoras, no nacieron sabiendo subirse a los arganes, que pueden llegar a crecer hasta una altura de 8 o 10 metros, sino que aprendieron en sus primeros meses y años de vida.

El árbol de argán es importante para la economía de la región. Da un fruto de cuya semilla se extrae el aceite de argán, muy valorado por sus propiedades por la industria cosmética. Las cabras ayudan a sus cuidadores bajando los frutos de las ramas altas de los árboles.

Y, según un nuevo estudio de la Estación Biológica de Doñana en Sevilla, España, las cabras comen los frutos, regurgitan las semillas y las dispersan en el suelo.

Esto contribuye a la reproducción de la planta y también proporciona semillas a los cuidadores que las venden para la producción de aceite.

Anteriormente, se pensaba que las cabras defecaban las semillas, pero según los investigadores españoles, estas son demasiado grandes y por eso las regurgitan en vez de tragarlas.