La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la solicitud de nuevo fármaco para el benznidazol, el primer medicamento con el visto bueno de la autoridad estadounidense para tratar la enfermedad de Chagas.
El benznidazol es un medicamento esencial para el tratamiento del Chagas, una peligrosa enfermedad parasitaria que afecta a un estimado de 6 a 8 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. La resolución de la FDA otorga la aprobación para el uso de benznidazol en niños de 2 a 12 años de edad, y se continuará trabajando en colaboración con la agencia sanitaria de ese país para expandir la indicación, agregaron.
Qué es el Chagas
Es una grave enfermedad que afecta principalmente al corazón y al tubo digestivo, causada por el parásito Trypanosoma Cruzi, transmitido por un insecto.
De los cerca de 8 millones de personas que sufren esta patología, 1,5 viven en Argentina. La mayoría de las personas que no son tratadas no tienen síntomas hasta muchos años después y a veces fallecen por problemas cardiovasculares o de forma súbita.
Cómo fue el hallazgo científico argentino
La Fundación Mundo Sano fue la que asumió el riesgo y la responsabilidad de concretar, en tiempo récord, la fabricación de benznidazol bajo normas de Buenas Prácticas de Manufactura (GMP, por sus siglas en inglés), para que el medicamento estuviera disponible, informaron. “Es un gran paso adelante en nuestros esfuerzos para derribar las barreras al tratamiento contra la enfermedad de Chagas. Nuestra labor no ha concluido aún, y continuaremos trabajando de forma conjunta para contribuir a transformar la vida de las personas que sufren la enfermedad de Chagas”, afirmó la doctora en bioquímica Silvia Gold, presidente de Mundo Sano.
En 2013, la Organización Mundial de la Salud incorporó el benznidazol al Listado de Medicamentos Esenciales.
Antes de la aprobación de la agencia estadounidense, la terapia estaba disponible a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), pero no contaba con la aprobación de la FDA.
Maprimed, la planta química del grupo Roemmers y de INSUD, y Química Sintética, planta química en España de INSUD, colaboraron con la producción del principio activo; mientras que Elea se encargó de la fabricación del medicamento.