Peligrosa moda de youtubers argentinos: salir a “cazar” pedófilos

Peligrosa moda de youtubers argentinos: salir a "cazar" pedófilos

Si Dante Alighieri escribiera nuevamente su inmortal Divina Comedia, acaso agregaría un décimo círculo a su aterrador Infierno: el eterno castigo a los pedófilos.

Delito repugnante que agota cuanto adjetivo duerme (o vive) en el diccionario, el abuso sexual contra menores –niños y niñas– avergüenza a la especie humana.

Por desdicha, todo avance tecnológico tiene dos caras. Nuevas tecnologías y redes sociales son puertas abiertas a los pedófilos, que buscan en chats y espacios virtuales a sus tiernas víctimas, como coleccionistas que atrapan en su red a indefensas mariposas, o cazadores que clavan una bala en un bello ciervo para sumar su cabeza a ese patético cementerio que son sus paredes.

La estupidez y la crueldad humanas no tienen límites, salvo el contrapeso de las almas nobles.

Por lo demás, y por ahora, la policía y otras fuerzas de seguridad están lejos de detectar, enfrentar y castigar en la total dismensión de su címen a esa escoria.

Ante ese vacío ha nacido un fenómeno basado en la ecuación física “acción y reacción”. Los youtubers que “cazan pedófilos”. Los adolescentes no solo suben videos a la web, sino que ahora van por más creando identidades virtuales falsas, seducen pedófilos adultos, los citan, los filman, los castigan, y a veces los entregan a la policía.
Eso es, en buen romance, una forma de justicia por mano propia, ante la ausencia de los castigos que debieran emanar del Estado a través de sus cuerpos ad hoc.

La acción de los youtubers no se agota en sí misma. Trasciende mediante videos que llegan a convocar hasta un millón y medio de visitas entre un público netamente adolescente. Pero se trata de un método no exento de riesgos. Un camino de cornisa….

El método  que usan para “escrachar” a los pedófilos es el mismo que ellos usan para atraer a sus víctimas. El vengador invisible crea una cuenta virtual falsa de una niña de 12 o 13 años: las presas más apetecibles y vulnerables para las bestias. Segundo paso: chats anónimos, anónimos, sitios virtuales para hablar con con desconocidos…, y también para “levantar”.

Así se detecta al adulto que se interesa por la niña, y que empieza un diálogo erótico. A pesar de la corta edad de la víctima, algunos mayores se trepan al contacto. Está a punto de caer un posible pedófilo. El youtuber sigue la corriente. El pedófilo sugiere prácticas sexuales con lenguaje obsceno. La conversación está lista. El youtuber está a punto de entrar en acción.

Al llegar al lugar del encuentro, el youtuber, ayudado por algún colaborador, filma al supuesto pedófilo, lo recrimina, lo insulta, le exige arrepentimiento y acto de contrición: “Jure que no volverá a hacerlo”. En algunos casos se llega al castigo físico: una trompada, un huevazo… Luego, cabrían dos posibilidades: la policía lo detiene, o el youtuber lo denuncia en la comisaría, y entrega los materiales reunidos. Pero hay una tercera posibilidad, con un final no suele ser un acto de justicia: La mayoría se va lo más campante, y los denunciados quedan en el limbo por culpa de los métodos irregulares usados por los youtubers.
Sin embargo, el video se multiplica en las redes, recibe “likes”, los seguidores aumentan, y los youtubers se convierten en ídolos felicitados por sus fans, según queda consignado en los comentarios de cada video. 

Una peligrosa tendencia que empezó en Los Estados Unidos y ya se instaló en nuestro país.

El precursor

Imagen de un video de ElQuechuga, quien se denomina en sus perfiles de Internet como “el caza pedófilos”
Imagen de un video de ElQuechuga, quien se denomina en sus perfiles de Internet como “el caza pedófilos”

Alguien tenía que hacerlo. Ya se practicaba en los Estados Unidos. Hay un youtuber de allá que lo concreta. Se llamaJustin Payne. Lo traje a la Argentina porque quiero ayudar a la gente“, dice Brandon Maldonado, conocido como “Elquechuga” en las redes sociales y en su canal de YouTube, donde guarda los videos de sus cacerías. Tiene 21 años, vive en La Plata, y es el precursor nativo de los argentinos “caza pedófilos”.

Infobae habló con él:
–¿Por qué cree que su acción es mejor que lo que podría hacer la policía?
–Esta gente no va presa. Entonces la cosa pasa por hacerles algo a los tipos para que no vuelvan a hacerlo más. A varios pedófilos que denuncié la Policía los reconoció porque tenían antecedentes, ya los habían marcado. El mejor caso que tengo es uno que no está en el canal de YouTube. En la fiscalía me sacaron la cámara y el celular para ver las pruebas que había logrado. El fiscal me dijo que yo estaba interrumpiendo un caso en el que estaba trabajando hacía seis meses. Pero no era así. ¿Cómo puede ser que yo, con una cámara, capture al pedófilo y tenga pruebas en dos días, y él tarde seis meses? Mientras pasa el tiempo y la justicia tarda, mueren chicas. Creo que tienen que ser más rápidos.
–En sus intervenciones, la mayoría de los supuestos pedófilos se van luego de la operación sinb rendir cuentas a la justicia.
–Si los atrapan en la situación en que yo los descubro, la ley dice que es un delito imposible…, porque no fue cometido. Están detrás de las rejas un día, y luego los largan. Yo no cito a cualquiera, me aseguro que sea un pedófilo. Que mande fotos de pornografía infantil que prueben que estuvo con otras niñas. Y no promuevo que se golpee a los pedófilos, pero un video salió mal y la gente terminó linchándolo. El tipo pasaba pornografía infantil, y fue a parar al hospital…

Ver imagen en Twitter

En el video se puede ver, con las imágenes blureadas del supuesto pedófilo y los agresores, la golpiza, en la que además se expone la condición de “paraguayo” del supuesto delincuente como un elemento más de su accionar.

–¿Esto es justicia por mano propia?
–Si no lo hago yo, estos tipos pueden violar a otra niñas. Por eso pasó lo del carnicero o lo del médico. Lo que yo hago es prevenir más que lamentar. Los jueces o fiscales no hacen nada hasta que el crimen sucede.
–En los comentarios que le hacen a sus videos, muchos le dicen que debería ser policía. ¿Está entre sus planes?
–Quisiera ser policía, pero no en este país, porque en este país la policía es corrupta.
–¿Es posible que haga estos videos para ganar más seguidores?
–Puede ser. Me parece que mientras más gente los mire, más hago tomar conciencia sobre el tema.
–¿Piensa seguir cazando pedófilos y subiendo los resultados a YouTube?
–Por supuesto.

El rol del Estado

“Una histórica ausencia del Estado en materia de inseguridad hizo que una parte de la sociedad piense que está bien, desgraciadamente, tomar el camino de actuar en ese terreno con sus propias manos. La verdad es que esa es una dificultad cultural con la que nos enfrentamos hoy –reflexiona Gerardo Milman, secretario de Seguridad Interior de la Nación-. El Estado tiene el deber de restablecer el orden. En casos como estos, que involucran a sectores de baja edad, en ciclo escolar o universitario, tenemos que hacer un trabajo conjunto con el sistema educativo para que haya recepción de información sobre qué camino tomar si se conoce la existencia de estos delincuentes. El camino razonable es entregar la información a las fuerzas de seguridad o a la Justicia para que sus equipos investiguen. Entiendo que para muchos jóvenes, estas cacerías puedan resultar incluso divertidas. Pero cada episodio podría terminar con una desgracia mayor. La búsqueda de popularidad en las redes sociales no debe acarrear consecuencias físicas y personales contra estos jóvenes que creen que persiguen al delito, cuando en realidad no lo están haciendo”.

–¿Podría generar un efecto contagio entre los adolescentes que siguen a estos youtubers?
–Puede existir la réplica, e incluso un efecto dominó, debido a la admiración que generan las personas que hacen estas cacerías. Un hecho cultural y socialmente peligroso, ya que quiebra el contrato social. A pesar de su juventud, se podría suponer que son ciudadanos con buenas intenciones, pero cuya acción puede derivar en desgracias personales e incluso legales: estos perseguidores de supuestos pedófilos agredidos pueden terminar en la justicia.

El camino razonable es entregar la información a las fuerzas de seguridad o a la Justicia para que sus equipos investiguen

–¿Cómo actúa el Estado para prevenir la acción de predadores de niños y niñas?
–Tenemos una mesa permanente que se dedica a investigar y perseguir este tipo de delitos. Antes se podía intervenir líneas telefónicas, pero hoy la circulación se da por medios electrónicos, y por eso tenemos equipos especializados. Pese a cierta presunción de que las fuerzas de seguridad no actúan en este campo, lo cierto es que hay una actividad permanente con resultados concretos.

“Quise demostrar que los youtubers nos la jugamos”

Los youtubers crearon un fenómeno cultural y social entre  los jóvenes de 15 a 25 años, a través de circuitos de comunicación que proveen programas que reemplazan al consumo televisivo tradicional. Los youtubers circulan entre sus contemporáneos ycrean una empatía generacional que logra construir ídolos, referentes y fans, a la vez que indica que cualquier persona con un celular con cámara de video puede saltar a la fama en ese circuito. Para medir su influencia, la última Feria del Libro de Buenos Aires no tuvo como centro a algún renombrado escritor extranjero (que los hubo): el centro de la atención y la persona que más multitudes convocó fue el youtuber Germán Garmendia, que llegó a esta ciudad a presentar su libro. Un éxito de ventas, además.

Gonzalo Goette, de 21 años, es uno de los protagonistas de la movida youtuber. Su canal se especializa en bromas callejeras y cámaras artesanales ocultas en calles y plazas. Su canal supera el millón de suscriptores, y entre los adolescentes es una celebridad: dato que no escapa al ojo de las marcas, que pautan publicidad y que les paga para usar sus productos, ya que es un influencer. Es decir, marca tendencia entre sus fans. También participa de presentaciones en boliches y en festivales de youtubers, como el Social Fan Fest (el 24 de septiembre en Punta Carrasco), que augura una gran concurrencia juvenil. Goette es otro youtuber que, tras la repercusión de los videos de Maldonado, decidió cazar a un supuesto pedófilo junto a dos de sus colegas.

Imagen de uno de los videos más populares de “cazapedófilos”, protagonizado por un trío de youtubers
Imagen de uno de los videos más populares de “cazapedófilos”, protagonizado por un trío de youtubers

El video alcanzó las 500 mil visitas en seis horas antes de ser dado de baja por YouTube debido a la violencia que mostraba. Luego fue subido a otra cuenta, y fue visto por más de 600 mil almas.
El youtuber Tomás Oranges hizo un video más de “caza de pedófilos” en solitario. A diferencia de los otros, este no difumina la cara del supuesto pedófilo, y fue interrumpido por la policía, que reprendió a Oranges por la violencia contra el supuesto predador. El video fue visto por más deun millón y medio de personas. Esto equivale a 15 puntos de rating: una muy buena jornada del Bailando de Marcelo Tinelli.

–¿Cómo se les ocurrió realizar este video, Goette?
–Me llamó un amigo y me dijo: “Tenemos que hacer esto ya”. Se le ocurrió cazar un pedófilo por internet. Le dije: “Cacémoslo y hagámosle maldades”, y por eso llevé el consolador y leche. ¿Viste que le tiramos leche en la cara? ¡Una parte muy fuerte! Y también le metimos el consolador en la boca… Yo pensé: “Si lo hacemos, hagámoslo completo”.
–Sin embargo, el supuesto pedófilo se fue. ¿No cree que la Justicia podría haberlo detenido?
–La Argentina es un país que se destaca por encarar las cosas después de que pasaron. En este caso fue prevención con métodos no convencionales para que el chabón no lo vuelva a hacer. Puede ser que el tipo haya quedado traumado un tiempo y luego vuelva a actuar, no lo sé. Pero el momento que merecía pasar… ¡Lo pasó!

Voy a aprovechar que tengo un millón de seguidores para crear conciencia

–¿Piensa seguir cazando pedófilos?
–Fue una ocasión especial. No voy a hacerlo siempre. Tal vez nunca más. Lo hice para que la gente tome conciencia, y demostrar que los youtubers grandes… ¡nos la jugamos!. Los youtubers de un millón de seguidores, como yo, generalmente lavan sus materiales, no hacen cosas más picantes. Yo pensé al revés: “Voy a aprovechar que tengo un millón de seguidores para crear conciencia”. Yo trabajo de esto. Me pagan un montón de marcas. Pero si no fuera así, tenía que hacerlo igual.
–Si hubiera entregado el material que recabó, tal vez la justicia podría haber investigado a esa persona, detenerla y juzgarla si se comprobaba que era un abusador de menores.
–No sé si la justicia es eficaz o no. ¿Qué pasa si hago la denuncia? ¿Van a actuar? Te pongo un ejemplo: cuando a mí me robaron el celular, hice la denuncia y quedó en la nada. ¿Y si denunciaba esto y no hacían nada? Por ahí decían: “No, este pibe no cometió un delito”, y lo dejaban libre. No sé cómo van a actuar ni si habrá justicia. Pero si no la imparten ellos, lo haremos nosotros.

Educar y promover el diálogo familiar

En Argentina fue aprobada en el año 2013 la ley de “grooming”, que penaliza las conductas de adultos que busquen relacionarse con menores de edad a través de Internet para fines sexuales
En Argentina fue aprobada en el año 2013 la ley de “grooming”, que penaliza las conductas de adultos que busquen relacionarse con menores de edad a través de Internet para fines sexuales

“La idea de justicia por mano propia ejercida por adolescentes es preocupante –dice Beatriz Busaniche, presidente de la fundación Vía Libre, que se especializa en el seguimiento de las nuevas tecnologías y sus usos sociales y políticos–. Si alguien debe salir a buscar delincuentes es la Justicia, no un adolescente que además queda expuesto al riesgo, e incluso puede llegar a acusar a personas inocentes que podrían ser emboscadas. No debemos permitir estas prácticas”.

–¿Cómo actuar frente a los predadores que usan las nuevas tecnologías para encontrar a sus víctimas?
–Hay que educar sobre el abuso de menores. Entre el 85 y el 90 por ciento de esos abusos ocurren en la línea directa del entorno familiar. El porcentaje originado en las redes es ínfimo. Es necesario educar a los niños: para que se protejan de esa posibilidad, que puede suceder en el club, en la iglesia o en las redes sociales. Por eso debe promoverse el diálogo en la familia.
–¿Deberían los padres controlar el uso que hacen los menores de sus redes?
–En el caso de los adolescentes, controlar sus redes es muy invasivo.
Por eso creo que hay que educar. Es lo mismo que sucede con un niño cuando se le enseña a cruzar la calle. En cierto momento lo hará solo, el padre tiembla, y luego se relaja. Pero cruza la calle solo porque la familia le dio herramientas para poder hacerlo con seguridad. Lo mismo pasa en las redes sociales. Creo que los mecanismos de investigación policial para estos casos funcionan, y si hay datos que pueden indicar la presencia de un abusador, hay que hacer la denuncia correspondiente.

La tentación de la ficción

La moda de los youtubers que cazan pedófilos implica el peligro de que los adolescentes usen las redes para tratar de buscar fama por medio de los métodos que hicieron famoso a Charles Bronson en los 70 con sus películas sobreun vengador anónimo por fuera de la ley. La pregunta se impone: ¿cuál es el límite que pueden tener los youtubers?

Uno de los últimos videos de Brandon Maldonado/Elquechuga lo muestra como protagonista del desbaratamiento de una red de pedófilos y ladrones mediante su irrupción en una casa sospechosa en la que se ve cómo los delincuentes pegaban en una pared las noticias sobre abusos sexuales contra menores.En el video, uno de los criminales llega a la casa y losamenaza con un revólver, pero logran escapar. Se trata a todas luces de un hecho de ficción. Cuando el cazador de pedófilos no encuentra victimarios en las redes, ¿los inventa para no perder la entrega semanal de sus casos a sus seguidores? Si fuera así, ¿hasta dónde podrían llegar?

–El video del desbaratamiento de una red de pedófilos es ficción ¿no, Maldonado?
–Sobre ese video no puedo hablar porque tengo una causa abierta.
–Pero es evidente que es una ficción.
–Sin comentarios, no puedo decir nada.

“La adrenalina que se siente al limpiar la ciudad de estas lacras me encanta”, dice Maldonado en uno de sus videos. El fenómeno de los youtubers cazadores de pedófilos implica el surgimiento de preguntas acerca de la responsabilidad del Estado y su acción –o su falta– y sobre el problema de la justicia por mano propia, sobre todo cuando se comete en el espacio de las redes sociales, que expanden cada vez sus límites. Y sobre qué límites se deberían respetar.