Masajes para los bebés y sus beneficios

Crea un ambiente tranquilo y relajado y disfruta con tu bebé de un momento especial dándole un suave masaje que le aportará grandes beneficios tanto a nivel fisiológico como psicológico.

Los masajes son una práctica imprescindible para el buen desarrollo de tu hijo que debes incorporar en tu rutina diaria. Después de bañarle, por la noche, crea un ambiente tranquilo y relajante y comienza a acariciar con suavidad a tu bebé. ¿Quieres sabes por qué son tan importantes los masajes para los niños? Toma nota de los numerosos beneficios que aportan los masajes en los más pequeños tanto a nivel fisiológico como a nivel psicológico.

 Los masajes para los bebés les aportan grandes beneficios por lo que es muy importante que todos los días después de bañarle le des un suave masaje. Una sencilla practica con la que conseguirás que tu pequeño se encuentre mucho mejor gracias a todos lo beneficios que les aportan ¿quieres saber cuáles son?
  • Los niños sienten el cariño que se les tiene a través de los masajes y se establece una comunicación y un vínculo más especial con el bebé.
  • Sentir el contacto con otras personas es algo primordial en todos los seres humanos desde que somos pequeños, por este motivo mediante el masaje se consigue satisfacer esta necesidad vital.
  • Los masajes relajan y ayudan a que el bebé concilie mucho mejor el sueño y esté más tranquilo.
  • Aumenta la autoestima del niño.
  • Disminuye los dolores que el pequeño pueda tener en el estomago, aliviando los gases.
  • Ayuda a un conveniente desarrollo del sistema nervioso y el sistema motriz.
  • Estimula el sistema inmunológico y el cerebro.
  • Normaliza el sistema circulatorio y el respiratorio estimulando su desarrollo muscular.
  • Hace que la piel luzca más lisa y tonificada al activar las glándulas sebáceas.
  • Mediante los diferentes movimientos que hacemos, el niño mejora sucoordinación y movilidad aprendiendo a conocer su cuerpo.

Por todos estos motivos, es fundamental dar al bebé un pequeño masaje, eso sí, siempre con mucha suavidad con un aceite y crema especifica para la piel del bebé, comenzando a acariciar al niño desde los pies hasta la cabeza.