Una cobra de tres metros trata de comerse una pitón de su mismo tamaño

Si tuvieras que apostar por una de estas dos serpientes, ¿por cual apostarías? En una esquina del cuadrilátero tenemos una cobra real (Ophiophagus hannah) de unos tres metros. En la otra esquina, una pitón del mismo tamaño. Una inusual escena captada en el sudeste asiático explica el extraño desenlace a ese combate.

Y la respuesta, escriben en Gizmodo, es que, al menos en esta ocasión, ambos animales mueren. La foto muestra los cadáveres de una pitón reticulada (Malayopython reticulatus) y una cobra real. Sí, ambas se han asfixiado mútuamente.
La cobra real es la serpiente venenosa más grande del mundo (se han encontrado ejemplares de más de cinco metros). Sus colmillos inyectan enormes cantidades de una neurotoxina tan letal que puede matar elefantes asiáticos en unas horas. Una persona mordida por una de estas cobras muere en apenas 30 minutos entre atroces dolores, mareos y nausea. El veneno mata por parálisis hasta que se produce un fallo respiratorio.

Se da la circunstancia de que la cobra real también es una de las pocas especializada en cazar y devorar a otras serpientes. Eso es lo que estaba tratando de hacer con la pitón. Desafortunadamente, su veneno no es instantáneo.
La pitón reticulada dista mucho de estar indefensa. Su tamaño rivaliza con el de la anaconda. Los ejemplares adultos pueden superar los ocho metros y 135 kilos de puro músculo. El récord Guinness a la serpiente más grande lo tiene precisamente una pitón reticulada de 10,32 metros.

Aunque la víctima de la cobra no era tan grande, sí que era fuerte. Lo bastante como para enroscarse alrededor del cuello de la cobra mientras esta le inoculaba su mortal toxina. El veneno paralizó a la pitón en su mortal abrazo y ambas acabaron perdiendo la partida en menos de 30 minutos.

Herpetólogos como Coleman Sheehy, han confirmado que la foto es auténtica, aunque ponen en duda si se trata de un encuentro natural o de alguna cruel puesta en escena premeditada por seres humanos.

En la naturaleza, ambas serpientes están en la cima de la cadena alimentaria y se evitan por motivos más que comprensibles.