Los perros se relajan escuchando música… sobre todo cuando suena un reggae

Dog with headphones

¿Tu perro necesita relajarse? Tal vez tu mascota solo tiene que escuchar algunos temas de Bob Marley o Air Supply.

O mejor aún abre una cuenta de Spotify porque una nueva investigación indica que cuando se trata de la música, a los perros les gusta la variedad.

En un estudio realizado por la Sociedad Escocesa para la Prevención de la Crueldad contra los Animales e investigadores de la Universidad de Glasgow se analizó cómo la música ayudaba a los animales. El análisis se realizó durante varios días, y durante seis horas pusieron listas de reproducción de Spotify con cinco géneros de música mientras los perros descansaban en un refugio. Los perros escucharon música clásica, rock suave, reggae, pop y Motown. Los investigadores registraron la variabilidad de la frecuencia cardiaca de las mascotas, sus niveles de cortisol y los comportamientos que tenían al ladrar y al acostarse (todas ellas eran medidas de nivel de estrés) mientras escuchaban las canciones, así como en los días en los que no se tocaba música.

Los perros, por lo general, estaban “menos estresados” cuando oyeron música y, además, mostraron una ligera preferencia por el reggae y el rock suave, tal y como dio a conocer el coautor Neil Evans, profesor de fisiología integradora. La música Motown también estaba entre las favoritas de los animales, pero no mucho.

(Archivo)

(Archivo)

Lo que vimos es que varios perros respondieron de manera diferente. Seguramente hay una preferencia personal de algunos perros por diferentes tipos de música, al igual que en los seres humanos“, explicó en ese sentido.

Los resultados son un argumento muy válido para asegurar que el uso de la música puede ser una técnica calmante en los lugares de refugio para animales. Eso es importante porque ese tipo de espacios, con mucho ruido y desconocimiento, pueden convertirse en sitios aterradores para los perros. El estrés puede hacer que los animales se acobarden, ladren de forma fuerte y violenta, se agiten o se comporten mal, lo que haría que fueran menos propensos a ser adoptados.

“Queremos que los perros tengan una experiencia tan buena como puedan en un refugio”, aseguró Evans, que añadió que a las personas que buscan perros también les gusta escuchar música. Y esas personas “quieren un perro relajado y que interactúe con ellos”.

(Archivo)

(Archivo)

El estudio, publicado en la revista Physiology and Behaviour, se basó en investigaciones previas del mismo equipo que encontró que los perros de refugio que escuchaban música clásica ladraban menos y dormían más, lo que sugirió ese método como una forma de relajación. Al séptimo día de escuchar música, los beneficios habían desaparecido y “los animales se estaban acostumbrando a la música o se estaban aburriendo”. Eso llevó a los investigadores a probar diversos géneros.

Otros análisis anteriores han encontrado que la música puede beneficiar a otras especies, como a los elefantes cautivos o a las vacas.

Evans quiso lanzar la siguiente pregunta a su equipo para saber qué es exactamente lo que les gusta o no les gusta de la música a los animales. ¿Son seguidores de los motivos repetitivos? ¿Hay instrumentos particulares o ritmos específicos que encuentran agradables?

Por el momento, la organización escocesa admite que está convencida de que la buena música puede ayudar y está poniendo en práctica los resultados de ese estudio en dos centros de Glasgow y Edimburgo.

(iStock)

(iStock)

“Después de haber demostrado que la variedad es clave para evitar el aburrimiento, la Sociedad Escocesa invertirá en sistemas de sonido para instalarlas en todas sus perreras”, señaló la organización a través de su página web. “En el futuro, cada centro será capaz de ofrecer a nuestros amigos de cuatro patas una lista de reproducción canina aprobado con el fin de ampliar esta investigación a otras especies“.

Precisamente hablando de otras especies, Evans dijo que algunos estudiantes universitarios están investigando los efectos de la música en los gatos. Pero, según explicó, los felinos “son un poco más difíciles de trabajar” ya que sus cambios en los ritmos cardíacos no se aprecian tan bien como en los perros.