Leo Di Caprio un defensor del medio ambiente cuestionado

Es la figura central del documental Antes que sea tarde, aunque recibió quejas por su presunta conexión con una firma que habría lavado dinero

La defensa del medio ambiente es el estado natural de Leonardo DiCaprio. Cuando de verdad quiere mostrarse tal cual es interrumpe rodajes y alfombras rojas para zambullirse de lleno en las causas que más lo comprometen: el estado del planeta y las advertencias que debemos considerar para evitar daños ecológicos irreversibles.
Esa dedicación lo llevó en los últimos tiempos a recorrer el mundo y encontrarse con figuras de predicamento global o simples granjeros a partir de una misma premisa: qué hacer para estimular las conductas públicas y privadas que favorezcan la buena salud ambiental y, a la vez, evitar que los peligros a los ecosistemas se propaguen. Así nació Antes que sea tarde, el documental televisivo con estreno global y simultáneo este domingo (ver aparte).

Pero a la vez, semejante alto perfil abrió para DiCaprio un flanco inesperadamente peligroso. La organización ecologista Bruno Manser Fund, consagrada a la protección de las áreas selváticas del planeta, exigió la semana pasada que DiCaprio renuncie directamente al título de Mensajero de la Paz para el cambio climático que recibió de las Naciones Unidas en 2014. El pedido se justificó en la vinculación del actor con un fondo de inversiones de Malasia sospechado de presunto lavado de dinero que al mismo tiempo participó de la financiación de El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese, uno de los más elogiados trabajos protagónicos recientes de DiCaprio. Curiosamente, director y actor son productores del documental que está por estrenarse.

Se trata del fondo 1MDB, investigado por las autoridades estadounidenses desde julio por la desaparición de al menos 3500 millones de pesos. Algunos de sus responsables también aparecen involucrados en sobornos al gobierno de una región de la isla asiática de Borneo, expuesta a una llamativa deforestación durante las últimas tres décadas.

“Si DiCaprio no quiere ser una persona limpia le pedimos que devuelva de inmediato el título de Mensajero de la Paz de la UN, ya que no cuenta con la credibilidad suficiente para un cargo tan importante. Debería devolver todo el dinero proveniente de la corrupción que supuestamente habría recibido”, dijo Lukas Straumann, director de Bruno Manser.

Poco después de este enérgico reclamo, el vocero de DiCaprio informó a través de un comunicado que el actor está dispuesto a restituir ese dinero y espera precisiones del Departamento de Justicia estadounidense respecto de los vínculos entre el cuestionado fondo malasio y la producción de El lobo de Wall Street. “Está comprometido a seguir todas las directivas de las autoridades”, señaló el comunicado.

La investigación, definida por The Wall Street Journal como “uno de los delitos presuntos de lavado de inero más grandes del mundo” no menciona a DiCaprio con nombre y apellido. Pero sí incluye la explícita alusión a un “actor de Hollywood” que al recibir el Globo de Oro por El lobo de Wall Street en 2014 agradeció expresamente al “equipo completo que produjo la película”.

Un camino escarpado

Esa película había sido el último mojón de un largo derrotero de sinsabores entre DiCaprio y el Oscar, un premio que le fue esquivo durante toda su carrera hasta que recibió la estatuilla el 28 de febrero último por The Revenant-El renacido, de Alejandro González Iñárritu. Esa película, cuyo tramo final se rodó en la helada escenografía de Tierra del Fuego, resultó otra muestra de la conexión intensa y profunda de DiCaprio con las cuestiones de la naturaleza.

Descubrimos por primera vez de manera explícita ese vínculo hace nueve años cuando se estrenó en los cines argentinos La última hora (2007), el más preciso antecedente documental del trabajo que se conocerá el domingo en la pantalla chica. Allí, DiCaprio habla de los problemas ecológicos y le cede la palabra a expertos de todo el mundo que aportan, desde la ciencia, posibles soluciones a los problemas del medio ambiente global.

Dispuesto a aprovechar su gran año, estimulado por ese tan demorado éxito en el Oscar que finalmente arribó en 2016, DiCaprio reforzó como nunca la exposición pública relacionada con su compromiso ecológico. El punto más alto de esta campaña fue el gran encuentro solidario que la fundación que lleva su nombre (fundada en 1998) hizo en Saint Tropez (Francia) a fines de julio. Acudieron a la velada más de 900 invitados, entre ellos Robert De Niro, Marion Cotillard, Bradley Cooper, Tobey Maguire, Chris Rock, Naomi Campbell y Lana del Rey, entre muchísimos otros. Varias modelos famosas, amigas y colegas de Nina Agdal, la actual novia de DiCaprio, engalanaron una fiesta en la que cantó Andrea Bocelli.

Las joyas del rey del mundo

Allí, DiCaprio subastó uno de sus relojes Rolex, los gemelos de genuinos diamantes que lució la noche en la que ganó el Oscar y una estada de una semana en su exclusiva propiedad de Palm Springs (California). También se subastaron con fines benéficos una cena con Mariah Carey, una partida de póker con Jonah Hill y Edward Norton y una Harley-Davidson donada por Arnold Schwarzenegger. En total se recaudaron 45 millones de dólares, parte de los cuales se destinaron a las víctimas del atentado terrorista de Niza, ocurrido pocos días atrás.

DiCaprio siempre supo rodearse bien. Llegó a hablar de sus desvelos ecológicos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, logró que el papa Francisco apareciera, entre otros líderes mundiales, en el documental que se verá el próximo domingo, y recibió de John Kerry, el secretario de Estado de Barack Obama, la siguiente declaración: “Hace 20 años capturó los corazones de millones de espectadores diciendo «Soy el rey del mundo». A través de su trabajo y su ejemplo hoy está inspirando a millones de personas a salvarlo”.

Hasta que chocó con el fondo de Malasia que financió con dinero sospechoso una de sus mejores películas.

DiCaprio confía en sus convicciones y en su buena estrella. La que le permitió salvar su vida hace seis años, según confesó Fisher Stevens, el director de Antes que sea tarde. “Fue en una expedición en las islas Galápagos y Leo se perdió de vista en un momento de buceo maravilloso. Estaba filmando imágenes increíbles. Noté que respiraba con dificultad porque su tanque se estaba quedando sin exígeno. ¡Edward Norton logró salvarlo!”. Otra experiencia de DiCaprio en su estado natural.