Extensiones de pestañas

Los tratamientos para destacar esta parte del rostro son cada vez más sofisticados y demandados en los centros de belleza

Cambian las modas de pelo, ropa y maquillaje, pero algo aún permanece imperturbable en el universo de la belleza femenina: el amor por las pestañas largas y tupidas. Aquella fascinación que hacía que a Marilyn Monroe se le entrecerraran los ojos por el peso de sus apliques postizos persiste. Aunque gracias al avance de la tecnología, con muchos más recursos y naturalidad que antes.

Basta con seguir a Candelaria Tinelli en Instagram para saber que hace varios meses que se aplica extensiones de pestañas. El resultado es una mirada que impacta, con un efecto rímel permanente. Y tal como las suyas se destacan las de muchas otras celebridades, incluyendo nombres como Jimena Barón, Barbie Simons o Alejandra Maglietti, y siguiendo los pasos internacionales de Megan Fox, Jennifer Lopez o hasta la reina Letizia.

Pero la razón por la que cada vez más mujeres están acudiendo a este sistema es que también puede verse muy natural. “Para nosotras, las extensiones de pestañas tienen que combinar con tu vida. Y nuestro público en general son mamás, profesionales, chicas jóvenes y también algunas famosas, pero de perfil bajo. Lo que más nos piden es que parezcan maquilladas, pero de un modo natural”, describe Luz Muro, socia junto a Paula Villa de Beauty Top.

De hecho, cuenta que si bien en el último tiempo recibió muchas más clientas, su mayor fomento es el de boca en boca. “El otro día me llamó una farmacéutica porque había atendido a una señora a la que yo le había puesto pestañas y quería lo mismo. ¡No lo podía creer!”, cuenta. Y aquel fue el mismo efecto que impulsó a Carla Conde a buscar las propias: “En una reunión halagué las pestañas de una conocida y me contó «el secreto». Al día siguiente ya estaba llamando para pedir turno. El proceso me resultó superfácil, en una hora pude abrir los ojos y encontrarme con unas pestañas espectaculares”.

Como cuenta Carla, el procedimiento implica entre una hora y una hora y media de ojos cerrados, en la que la especialista va colocando una por una las pestañas, pegadas sobre aquellas naturales de la clienta. “Estudiamos muchos métodos, pero nos quedamos con el «pelo por pelo», un sistema americano. Permite que no se arme pegote ni se genere peso extra en las pestañas naturales, por lo que se cuida todo el pelo”, apunta Muro, al tiempo que agrega: “Cuando se dice que las pestañas se arruinan por este procedimiento, es porque en realidad cayeron en manos de alguien que arruinó la técnica”.

Las pestañas colocadas pueden ser de mink, seda o cashmere sintético (cada material difiere levemente en el brillo, peso y suavidad), y variar entre los 7 y 15 milímetros. Las aplicaciones pueden ser tan tupidas como las de Candelaria Tinelli o mucho más sencillas, alternando diferentes medidas para brindar naturalidad. E incluso pueden servir para matizar algunos defectos, como un párpado caído mediante un efecto de pestañas más largas hacia el centro del ojo. En cuanto a las cantidades, comienzan en las 50 y se van aumentando por pedido o necesidad de la clienta. “La primera vez siempre se aplica menos, porque no se sabe si a la persona le va a gustar o se va a sentir cómoda”, dicen en Beauty Top.

Pero aunque es el último furor de la moda, las extensiones no son el único método para lograr pestañas más seductoras. Desde hace un tiempo se practica también la tintura y el arqueado, que duran un promedio de tres meses. Si bien no logran pestañas más largas, sí más llamativas y como si tuvieran puesta máscara, logrando un efecto de ojos más abiertos y mayor profundidad de mirada. “Se pueden realizar ambos procesos al mismo tiempo. Se coloca un bigudí y se ponen los dos productos. La tintura, especial para la zona y muy suave, se deja unos 15 minutos. La permanente dura una hora”, ilustra Laura Puente, cosmiatra de Estética Urbana. El público que lo requiere es muy amplio, y según asegura Puente, hasta puede incluir hombres: “Hay caballeros con pestañas muy rectas, y el arqueado les permite corregir eso enseguida”. En el último tiempo, sin embargo, la mayoría son las jóvenes deseosas de dejar de ser esclavas del rímel.

Desde el centro de Irene Bermejo, donde también realizan arqueado y tintura de pestañas, además destacan un tratamiento que se aplica hace un tiempo: el uso de bimatoprost, una medicación originalmente para el glaucoma, a la que se le descubrió como efecto secundario el crecimiento de las pestañas. “Sólo hay que cuidar que no entre en el ojo ni se aplique en algún otro lado de la piel, porque puede pigmentar. Debe aplicarse con un hisopo en el borde de las pestañas”, explica la doctora. El tratamiento, con resultados importantes a partir de los cuatro meses, debería estar controlado y recetado por un médico.